lunes, 22 de noviembre de 2010

BUENOS DIAS VIETNAM 7

(Información sobre la tramitación a 25 de noviembre de 2010)


En los últimos dos meses han sucedido multitud de hechos interesantes y provechosos. Sin embargo, a pesar de haber avanzado, y mucho, en la dirección correcta, estamos seguros que siempre habrá más de una familia a quien le habrá parecido todo lo contrario. Es comprensible, porque la desesperanza bajo cualquiera de sus formas, forma parte consustancial,- aunque siempre transitoria-, de buena parte de los procesos adoptivos. Lo sabemos.

Pero, la realidad es que, tal como explicábamos en nuestro anterior BUENOS DIAS VIETNAM (6), a partir del treinta de septiembre último hemos entrado de lleno en el periodo transitorio previo a la nueva Ley de Adopción de Vietnam. Por nuestra parte, y no creemos ser los únicos, nos hemos dedicado con todos nuestros esfuerzos en conseguir el máximo número de preasignaciones regionales antes de fin de año, que al fin y al cabo es lo que interesa y beneficia al mayor número de familias posibles.

Y por ahora podemos decir que no vamos nada mal encaminados al haber conseguido 46 preasignaciones regionales repartidas entre Hai Duong, Vinh Long y Thai Nguyen. Y faltan todavía 6 semanas para concluir el plazo.




Sin embargo, también hemos de admitir que, en lo que respecta al plazo que va desde el momento en que estas preasignaciones provinciales se producían hasta la llegada de la ansiada invitación, se aprecia una cierta ralentización sobre el ritmo inicialmente previsto por el DIA y con respecto a las primeras siete adopciones felizmente concluidas. Retraso debido fundamentalmente a que todo el mundo, incluidos la propia Administración Central, las provinciales y los orfanatos están también interesados en hacer el mayor número posible de asignaciones antes que se introduzcan los cambios que entrarán en vigor en el ya inminente 2011. Es decir, se ha generado en estas administraciones una mayor carga de trabajo, de expedición y envío de documentos y de aceptaciones de tales asignaciones, de lo que, hasta ahora, resultaba lo normal y para lo que presumiblemente estaban concebidas. Prueba de esta sobrecarga, es que hemos podido comprobar cómo en la última semana de septiembre, la última en la que se admitían nuevos expedientes, el DIA registró más de 100, solo de España, cuando tan solo había aceptado unos 600 en el año y medio anterior.

Como hecho relevante cabe reseñar que en la última oleada de preasignaciones regionales han venido una gran mayoría de varones de tal forma que, en un hipotético partido de chicos contra chicas, estaríamos en un 22 a favor de los varones contra 24 para las niñas. Más justo y equitativo no puede ser. Igualdad o ¿no?, y aunque ya sabemos por donde andan buena parte de vuestras preferencias, no viene mal recordarles a algunos que el fifty fifty forma parte habitual de la naturaleza y de los géneros…

También merece toda nuestra atención y como prueba de la seriedad de las autoridades vietnamitas el hecho, de por sí muy triste y desafortunado, de que dos preasignaciones regionales resultaran fallidas tras aparecer sendos cuadros médicos sobrevenidos que las convierten, desgraciadamente, en impracticables. A pesar de lo doloroso que pudiera parecer, objetivamente debemos de admitir que más vale que los procesos fueran paralizados en Vietnam antes de que las respectivas familias viajaran para serles oficialmente entregados estos dos menores en adopción. Y hemos podido así observar con satisfacción como, ante estos hechos, toda la larga cadena administrativa vietnamita no solo ha reaccionado con gran responsabilidad sino que también se ha volcado en busca de nuevas reasignaciones en el menor tiempo posible.

En los próximos días comienzan de nuevo las familias a viajar a Hai Duong. Así mismo, en breve, inauguraremos los viajes a Vinh Long, sin olvidarnos de Thai Nguyen, cuyos primeros pequeñajos también vendrán en menos tiempo de lo que se imaginan.

Y, además, piensen que entramos ahora en los mejores meses para disfrutar de un viaje a estas exóticas tierras. Menos lluvias y calores. Torrenciales aquellas, inolvidables las dos.


Buenos días Vietnam.
Hasta pronto familias.

Fernando Diago
Coordinador Internacional de CREIXER JUNTS

A 22 de noviembre de 2010.


martes, 9 de noviembre de 2010

TIERRAS DE ORIGEN 2. HANOI, EL DRAGON ASCENDENTE



Por la proximidad del viaje de un buen número de familias que adoptarán en breve en Hai Duong y Thai Nguyen, ciudades muy próximas a Hanói. Por su exotismo y por ser todavía un minoritario objetivo turístico y por lo tanto desconocida para una gran mayoría, comenzaremos este primer capítulo de TIERRAS DE ORIGEN con esta singular urbe, la capital de Vietnam, a la que tengan por seguro que tendrán pronto la ocasión de disfrutarla.

Noviembre de 2010.

No hay que remontarse a su fundación, de la que precisamente este año se cumple el primer milenio, para tomar conciencia de lo mucho que ha cambiado esta ciudad.

La primera vez que visité Hanói, y de eso no hace tanto, me dio la impresión de ser una ciudad mucho más tranquila que la cosmopolita Saigón/Ho Chi Minh City. Sin embargo, debo de confesar que últimamente estoy reconsiderando tal percepción. Porque el silencioso fluir de millones de bicicletas con el que la conocí ha dado paso, primero, a un tupido enjambre de motos y este, a un asfixiante parque automovilístico que, entre pitos y bocinas, apenas tiene cabida entre sus abigarradas callejuelas del centro urbano.


Las causas de estas transformaciones radican en el “Doi Moi” o la política de reformas y liberalizaciones económicas que emprendiera el país en las década de los noventa. Las consignas de austeridad de una economía socialista en guerra dejaron paso al más liberal “casi todo vale”. Del resignado trabajo oriental al más moderno y actual “ahora toca enriqueceros”. Obedientes con el Partido, los vietnamitas se han puesto a producir y a ganar dinero. Estas medidas han ido en la misma línea que las seguidas por China, el Gran Hermano del Norte, propiciando espectaculares crecimientos continuos en los últimos años, siempre cercanos al 10%, pero con las paradojas derivadas de la cohabitación,- teóricamente contra natura,- de un sistema político socialista con el empuje de una economía capitalista con vocación decididamente global.

Y este nuevo manto de desarrollismo exacerbado lo cubre todo. No deja ajeno a ningún ámbito social. Mucho menos a la arquitectura, al urbanismo y al tráfico. Lejos queda esa ciudad hermética a las sucesivas invasiones extranjeras, de población cargada de firmes convicciones ideológicas, independentistas primero, revolucionarias después. Hanói es hoy una urbe abierta al inversor extranjero y permeable al turismo internacional, de gente tranquila y amable.

"Ha Nói” significa “entre ríos”, pero nos quedamos con su antiguo nombre,- “Thang Long”, “Dragón Ascendente”-, que aún siendo más poético resultaría también ser más premonitorio, al ser hoy en día y, sin lugar a dudas, una ciudad decididamente pujante cuyo potencial en nada tiene que envidiar a los demás humeantes dragones asiáticos.

Pero tales crecimientos no ha impedido a sus moradores el mantener sus raíces, sus tradiciones y lo que los B-52 respetaron de su arquitectura. En esto se aprecia una decidida voluntad de desmarcarse, de enaltecer sus señas de identidad de forma bien diferente a otras grandes ciudades del Lejano Oriente que han sucumbido a la globalización y a sus más nefastos efectos estéticos. Tanto es así, que la UNESCO ha galardonado recientemente a su centro imperial histórico con el siempre codiciado título de Patrimonio Mundial. Todo un merecido motivo de orgullo patrio.

Entre lagos, templos y pagodas un primer recorrido cultural por Hanói contemplaría las manifestaciones arquitectónicas más representativas de las diversas etapas históricas del país: El Templo de la Literatura, universidad erigida en honor de Confucio en el año 1070, en pleno feudalismo e influencia china. La Cua O Quang Chuong o puerta amurallada de la ciudad imperial. El Lago Hoan Kien, verdadera alma de la ciudad, con su Torre de la Tortuga en honor de otra victoria antaño obtenida contra la todopoderosa dinastía Ming de sus vecinos “de arriba”. Amarillentos pero señoriales edificios coloniales de la época de dominación francesa, hoy muchos de ellos edificios oficiales. La Prisión Museo de Hao La, de estilo colonial, llamado el Hilton de Hanói por los presos americanos y que había tenido previamente como huéspedes a muchos de los dirigentes independentistas y comunistas que lograrían luego alcanzar el poder. El Mausoleo de Ho Chi Minh, el que “Ilumina el camino”, el “Tío Ho” como familiarmente se le llamaba, de clara estética estalinista. Y últimamente toda una serie de “rascacielos” que poco a poco van reconfigurando a la milenaria capital de Vietnam dotándola de un nuevo perfil repartido entre el respeto a la tradición y la vocación de vanguardia.


Por el lado menos atractivo no podemos dejar de mencionar que este crecimiento acelerado vendría también definido por varios componentes que deberían de ser en alguna medida paliados: El caos circulatorio y el ensordecedor ruido que le viene asociado y una escasa sensibilidad medioambiental. Cabe reseñar además, la propensión a la modalidad “express”, mediante la cual los plazos de ciertos asuntos se ven sensiblemente acortados. Como amante de los perros, no puedo soslayar tampoco entre sus menos atrayentes singularidades a su inveterada consideración como cotizado objeto de culto gastronómico.

Pero de lo que sin duda más destaca de esta ciudad son sus gentes. El vietnamita como buen oriental es un trabajador incansable. Todos parecen tener oficio y beneficio. Por su parte, salvo una variedad vietnamita del Thai Chi, el ocio, por regla general, tiene escasa cabida entre los mayores; aunque no entre los jóvenes ávidos de ponerse rápidamente al día, prestos a sucumbir devotamente ante la creciente divinización del modelo occidental más hedonista. Estas costumbres, aliadas a un clima típicamente tropical, tienden a expulsar a sus gentes de sus casas, convirtiendo a las calles de Hanói en un abigarrado y estridente escenario urbano que apenas duerme y cuyo ajetreo puede llegar a provocar en todo “Ong Tay” que se precie (Sr. Occidental) incluso un cierto aturdimiento transitorio.

Las angostas callejuelas del Distrito de Hoan Kiem fueron trazadas tanto por vetustos cánones gremiales como por el albur del antiguo discurrir de las aguas desbordadas del grandioso Río Rojo y que hasta la llegada de los ingenieros militares franceses se ofrecían, durante la temporada de monzones, como una laberíntica red de estrechos canales fluviales. Sobre sus aceras, un sinnúmero de tiendecitas han vertido sus mercancías y compartido espacio con miles de motos aparcadas y con toda una población que saca no solo sus infiernillos de cocinar y otros enseres domésticos varios,-como ventiladores,- sino también hasta sus pequeños taburetes de plásticos para ponerse a comer,-en medio de la calle y medio a cuclillas-, su caldos con palillos y sus tallarines con gambas en salsa de cacahuete, haciendo prácticamente impracticable el uso a los que tales pavimentos estaban originariamente destinados: Los peatones se ven relegados así a la precaria suerte de compartir la calle con un tráfico completamente endemoniado. (De ahí que aconsejemos a las familias sustituir en sus desplazamientos el uso de cochecitos para bebés por la más llevadera mochilita portabebés).

Por suerte que, como españoles, estamos bien familiarizados tanto con las artes del toreo como con las invocaciones religiosas, pues ambas resultan casi imprescindibles para poder realizar como peatón el más elemental recorrido urbano: Apenas hay semáforos y el trafico de motos, bicis y coches se fusiona en un fluido denso, amenazante y sin embargo armónico, cuyas trayectorias, aunque no del todo ordenadas, son al menos razonablemente previsibles. El cruzar una calle deviene por lo tanto una suerte taurina no exenta de fe, en la que la única forma de conseguirlo es lanzándose al ruedo sin dudar un ápice, esperando ciegamente salir con buen pie del lance y confiando siempre en que los astados locales te divisen primero y te indulten después y en que, por supuesto y que no te falte, te eche una manita la providencia. Toda una experiencia.

Porque las calles del Barrio Antiguo de Hanói rebosan de animación. Pero dentro de este aparente caos, todo parece estar controlado, al menos por sus habitantes- porque en realidad, entre toda esta desbordante actividad humana, reina una sorprendente solvencia oriental. Sin embargo, antes de alcanzar una mirada más sosegada como viajeros, la primera impresión puede hacernos titubear un tanto:

Efectivamente, taxis, 4 x 4, triciclos, bicis, motos y todo tipo de lugareños y foráneos pululan al unísono y por todas partes conviviendo en un aparente desorden colosal. Las estrechísimas calles de Hoan Kiem, las más céntricas, están permanentemente asaltadas por un gentío infinito y ubicuo compuesto entre otros de menudas mujeres vestidas con su elegante “Ao Dai” tradicional (pantalón largo y casaca) y también tocadas con sus típicos “Non La” (cónicos sombreros de paja vietnamitas) que parecen observarte fugaz y enigmáticamente tras una mascarilla que les protege el rostro de la resolana mientras pedalean armónicamente sobre su pesada bicicleta de fabricación nacional. Diminutas vendedoras que portan a sus espaldas y en precario equilibrio dos enormes cestos que, unidos por un fino bambú, van repletos de frutos tan exóticos y refulgentes como los del dragón. Intrépidos taxistas en moto y osadas estudiantes de tejanos bien prietos, también motorizadas, esquivando y zigzagueando sin parar y con comprobada maestría por las angosturas del torrente humano en el que fluyen. Rickshaws o ciclotaxis o tuc-tucs, o como quiera que se llamen, portadores de orondos excursionistas que desbordan constreñidos sus sufridos asientos. Espaciosos 4 x 4 que milagrosamente logran sortear todo tipo de obstáculos y estrecheces; hombres, casi todos vistiendo camisa clara, - a nuestros ojos medio clonados -, que discurren entre pausados andares orientales y trayectorias inciertas y, todo tipo de parroquianos que portan paquetes tan inconcebibles como inidentificables hacia destinos impensables y, siempre gente, mucha gente, todavía mucho más gente comiendo en plena calle, en medio, en medio de donde tú precisamente quieres o tienes que pasar…



En cada esquina, un mercadillo que, con sus toldos puestos a una altura escasamente adaptada al tamaño de los “Ong Tay”, o, “Big Man”, ya sea aquel de ropas de imitación, flores espectaculares, peces vivos o moluscos de todo tamaño y condición, legumbres desconocidas y no por ello menos frescas, u, objetos y otros manjares incalificables, van destilando un aroma típicamente oriental, mezcolanza,- no sé hasta qué punto afortunada,- de calor tropical, de especias exóticas, humeantes fritangas y humanidades varias, un tanto difícil de asimilar en cualquier viaje iniciático.

Porque lo impredecible te espera en cada rincón. Paraíso de fotógrafos, pues a nadie le parece molestar que le inmortalices ni que les robes el alma, te encuentras siempre algo desubicado; no solo por lo enrevesado de sus destartaladas callejuelas que todas te parecen iguales y repletas del más antiestético y vetusto cableado, sino porque nunca llegas a evaluar si estás en la hora más atropellada, o por el contrario si esta no destaca especialmente por su desbordante ajetreo. Tampoco sabes nunca si es la hora en que toca comer, dado que por la calle siempre encuentras en cualquier momento un sinfín de convecinos saboreando alguna de sus abundantes y humeantes sopas diarias. ¿Se turnarán para comer en el reducido espacio de sus superpobladas aceras?... Es que todos juntos y a la vez, no caben.

Todo el caótico barrio de Hoan Kiem está generosamente surtido de tenderetes y tiendecillas, ordenados eso sí, bajo una cada vez menos estricta clasificación gremial,- calle de las zapaterías, calle de los relojeros, de los hojalateros, de los vendedores de hierbas, de los marmolistas, del “dinero fantasma” etc.,- en los que miles de personas comercian con lo inimaginable y, a muy buen precio. Si te gusta rebuscar y te dejas llevar por tus compulsiones adquisitivas más superficiales, las compras pueden llegar a resultar un verdadero peligro para el bolsillo. ¡Cuidado!.

En medio de todo este barullo urbano, desfilan también campesinos que acarrean sus gallinas, sus flores o sus hortalizas. Sin parar de entrecruzarte con todo tipo de personas y personajes, con precaución, no ajena a la conveniencia de poseer una cierta agilidad, te ves forzado a evitar las trayectorias casi inertes de un sinfín de variopintas figuras que, bajo sus muy fotogénicos “Non La”, se las adivina encorvadas bajo pesadas cargas de aspecto mastodóntico que amenazan con desparramarse por el ya de por sí bastante ocupado pavimento. Otros muchos, de constitución aparentemente frágil, arrastran resignadamente todo tipo de pesados vehículos de dos, tres, o, hasta de cuatro ruedas sobrellevando estoicamente, incluso cuando monzonea torrencialmente sin piedad y con el agua hasta media caña, todo un cerro de mercancías apiladas en un más que precario y comprometido equilibrio: Desde nasas para la pesca del cangrejo, una cerro de juguetes que culminan en una inmensa nube de globos de colores, un espectacular fardo de escobas, hasta simples cebolletas, cochinos, o, perros enjaulados que, ladrándonos, nos presagian su más que previsible destino.


Nos llama también la atención la presencia constante de cívicos vecinos barriendo afanosamente su parcelita de acera y recogiendo por doquier una basura que, inasequible al desaliento, se encuentra siempre en perpetuo estado de reposición. A pesar de todo y, en honor a la verdad, Hanói no es una ciudad en absoluto desaseada.

Resumiendo, un conjunto poblacional masificado y colorista, moderadamente inconveniente para los tiquismiquis, del todo inapropiado para aquellos que padecen algún tipo de enoclofobia y asaz incomprensible para los que no tengan claro a qué han venido a tan remoto destino y, sin embargo, absolutamente fascinante para todos los demás. Tomen nota.

Porque el centro de Hanói, bullanguero y estridente es a todas luces un carrusel multicolor de destellos, pitidos y sensaciones acordes a este despliegue permanente de clamores de vibrante humanidad. Es, definitivamente, un bello aunque descarnado exponente del vivir oriental urbano.

Por el contrario, a pesar de la rebosante y vertiginosa vitalidad de este muestrario variopinto de la sociedad urbana vietnamita y de la aparente inseguridad vial de sus calles, la seguridad ciudadana es prácticamente total. Por ahí, tranquilos. La resignación y la exaltación del trabajo honrado propios a casi todas las religiones orientales, encuadradas a su vez en un marco penal altamente disuasorio, han configurado un escenario excepcionalmente seguro en el que tratar con sus íntegros vecinos y comerciantes no ofrece más peligro que el no entender su idioma. Y con respecto a esto último se va apreciando un meritorio esfuerzo por parte de la población en ir dominado él inglés, al menos entre la juventud y los que están en contacto con los extranjeros. Por su parte, el francés ha quedado relegado a círculos intelectuales y a los ancianos, dado que los vietnamitas dieron por terminada su etapa de colonización tras la sonada derrota de los franceses en Diem Bien Phu en 1954. El español, sorprendentemente debido a los intercambios estudiantiles con Cuba, está en pleno auge.

Fuera del cogollito central de la ciudad, esta nos ofrece una atractiva red de agradables bulevares arbolados cuyo trazado, en una clara emulación de los que tanto abundan en su antigua metrópoli, ha llevado a muchos a considerar a Hanói, quizás exageradamente, el Paris de Oriente.

Y no podemos concluir esta primera visita a Hanói sin indicarles que no dejen de ver el espectáculo del Teatro de Títeres Acuáticos, los “roi nuoc”. Y sin pedirles también que no se pierdan perderse entre la elegancia oriental y el glamour francés del Hotel Metropole en el que se alojó,- entre otros muchos afamados huéspedes-, Graham Green mientras escribía como corresponsal de guerra “El americano impasible”, tomando a su salud un “tra da” (té helado)… por mucho que el prefiriese otros brebajes menos diuréticos.

Ni tampoco dejen de llevarse por su lado más aventurero y probar, siquiera una vez, de una comida auténticamente vietnamita, sentados en medio de cualquier calle y acompañar con una “bia hoi” (caña de cerveza) un humeante bol de “pho”, sopa emblemática del país compuesta de multitud de hierbas, especias, cacahuetes y tallarines a los que se le añade, buey, ternera u otras proteínas de origen tan variado como exótico y que constituye, probablemente, la mejor y más sabrosa alegoría de esta singular y remota ciudad indochina.

Esto es Hanói. El Hanói que hay que conocer, degustar, digerir y empezar a comprender como una de las TIERRAS DE ORIGEN de los pequeñajos que ya han empezado a llegar como avanzadilla de otros muchos que restan por venir de este hermoso e interesantísimo país que es Vietnam.

Practiquen con los palillos y hasta pronto familias.

Fernando Diago
Coordinador Internacional de CREIXER JUNTS
creixerj@creixerjunts.org Asunto: TIERRAS DE ORIGEN

TIERRAS DE ORIGEN 1


Nadie duda de la conveniencia de que todos los futuros padres adoptivos pudieran disponer de la más completa información sobre el origen de sus hijos. Lamentablemente no siempre es así: Al margen de los informes médicos más o menos explicativos, en la mayoría de los casos los informes “sociales” que manejamos de los menores son escuetas reseñas sobre su situación legal y su adoptabilidad, con escasa mención sobre sus orígenes familiares y las circunstancias de su internamiento.

Hay excepciones: Algunos países como Polonia hacen un verdadero esfuerzo para ofrecer la máxima información sobre el origen socio-familiar de sus menores, marcando así la diferencia con los países que no han suscrito el Convenio de la Haya.

Por el lado contrario, para adoptar en muchos otros países, debemos de asumir la cruda realidad que viene definida por la precariedad de medios y con ella por los escasos datos que sobre el menor acompañan a su proceso adoptivo. En otros países, como Vietnam, es el perfil del menor adoptado el que determina la posterior información disponible, dado que el mayoritario abandono anónimo del menor a los pocos días de nacer en un medio institucional hace prácticamente imposible la elaboración de un informe social que contenga, siquiera, la exacta consignación de una filiación, o de un lugar y fecha reales de nacimiento.

Por muy dura que fueran las causas del abandono y el entorno familiar del menor antes de ser internado en un orfanato, estas circunstancias deberían poder formar parte del proceso ideal de adopción. En esa dirección nuestro marco legal, en concreto en su artículo 12 la Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopción Internacional, recoge el derecho del menor a conocer sus orígenes, en un loable intento de recabar esta información de los países de origen. Sin embargo, nos topamos con que esa información ideal y completa sobre el menor tiende a ser escasa, para no decir inexistente en no pocos casos. Y el panorama en ese sentido no parece que en el futuro pueda cambiar sustancialmente por las propias circunstancias de desafección que rodean a la mayoría de los menores adoptables.

Por todo ello, y con el ánimo de suplir en alguna medida la escasa información individualizada de cada menor adoptado, pretendemos con esta sección aportar, al menos, una serie de referencias colectivas relativas al entorno social que configuran en su conjunto las diferentes y remotas TIERRAS DE ORIGEN de nuestros pequeñajos, ya sean estos rusos, polacos, filipinos, vietnamitas o senegaleses.

En realidad, lo que se busca en este espacio es permitir a los futuros padres adoptantes el obtener más referencias e informaciones para elegir el país de adopción primero, y luego para conocer mejor la realidad del país que ya hayan elegido para adoptar. Tratar asimismo de normalizar, en la medida de lo posible, uno de los periodos sin lugar a dudas más sensibles y trascendentales de sus vidas y hacerlo acercándonos a las remotas realidades de esas TIERRAS DE ORIGEN.

Intentar también fomentar la idea de que inmersos en ese maravilloso periplo vital que es un proceso adoptivo, por largo y duro que este sea, los adoptantes no pueden perder la capacidad de disfrutar, y de disfrutarlo. Por sus hijos y por ellos. Y el conocimiento previo del terreno siempre resulta muy útil al viajero y quita no pocos desasosiegos previos. Porque conocer abre siempre las puertas al querer y al comprender. Y en el ámbito que nos afecta ayuda a transcender de la etapa inicial en la que nace la embrionaria voluntad de querer “adoptar en abstracto” para convertirse en una realidad definida por unos padres capaces de desarrollar mas fácilmente unos fuertes lazos afectivos con sus hijos a partir de unos referentes previamente adquiridos. En ese sentido cabe reseñar la importancia que dan los psicólogos a la identificación emocional de los padres con las TIERRAS DE ORIGEN de sus hijos adoptivos. Sin ir más lejos, en el informe psicosocial previo a la idoneidad, más de una familia se ha visto insistentemente presionada por los psicólogos para que se “identificara” claramente con algún lejano país del que, por otra parte, sabían poco más de lo que recordaban de sus ya lejanos tiempos de estudiantes.

Sin ánimo más que de reseñar tangencialmente el tema, dejamos a los profesionales de la psicología que ahonden en esta cuestión de la conveniencia de identificarse lo más posible con el país de adopción. A nosotros no nos cabe duda alguna de la excelencia de la misma, por lo que en estas líneas nos limitaremos modestamente a comentar lo que consideramos que puede ayudar a desarrollar esos lazos afectivos a partir de conocer, comprender y disfrutar esas lejanas y probablemente desconocidas tierras que constituyen la cuna de vuestros hijos y un referente que os abra las puertas a una adopción más serena. Y a mitigar por lo tanto, en la medida de lo posible, la natural tensión que padecen muchos padres cuando llegan al país para conocer o formalizar la adopción de sus hijos. Momento al que se le suman a las incertidumbres propias de la adopción,- entre las que destacan el mágico momento del primer contacto con el menor y la comprobación sobre el terreno de su estado de salud-, las derivadas de cualquier viaje hacia tierras desconocidas y muy diferentes a las nuestras.

Por ello, estamos convencidos que conocer un poco más de su Historia, de su Geografía, de sus gentes y costumbres, el acercarnos en lo posible a entender aspectos de su idiosincrasia tiene tanta cabida en la maleta de unos diligentes padres adoptivos como la tienen el Nenuco, los pañales o las cremas para el culete. Y el hecho de conocer un poco más sobre las TIERRAS DE ORIGEN de seguro les ayudará no solo tolerar mejor las adversidades derivadas de cualquier adopción y a identificarse más intensamente con los que van a ser sus hijos, sino también a comprender mejor la grandeza de la adopción internacional, y por supuesto a disfrutar más intensamente de la suya propia.

No, no adoptamos ni aquí ni en los países que nos son más próximos. Es evidente que, dentro de la adopción internacional, la mayoría de los adoptados son de orígenes cada vez más lejanos, de países, costumbres y mentalidades muy diferentes a las nuestras. De razas por supuesto muy dispares. Ello implica, por regla general, que la elección primero de un país, y la posterior aceptación social y étnica de un menor procedente de tierras tan alejadas de nuestro entorno cultural debe de pasar por el conveniente proceso progresivo de identificación y conocimiento de esas circunstancias originarias. Lo cual redundará, a buen seguro, en una mejor integración del menor en su nuevo contexto socio-familiar.

Es también probable que el cada vez más difícil panorama actual de las adopciones internacionales haya impulsado a determinadas familias que inicialmente preferían un origen más próximo, a buscarlo en remotos destinos, como Vietnam, Senegal o Filipinas. En la elección de tan exóticos países de adopción se han podido priorizar posiblemente bazas tales como la baja edad de los menores o un tiempo de espera significativamente más llevadero que el de otros países. Pero tal opción ha podido también soslayar y relegar a un segundo plano las evidentes circunstancias diferenciadoras por razón de origen. No hay nada especialmente negativo en ello, pero quizás exija un mayor esfuerzo de comprensión de estas TIERRAS DE ORIGEN, de la mentalidad de sus moradores, de sus necesidades y de sus costumbres. Por razones de obvia proximidad geográfica, étnica, religiosa y cultural está claro que los españoles tenderemos a identificarnos más fácilmente con un polaco que con un vietnamita, por poner un ejemplo extremo, aunque esta puede resultar ser una disyuntiva perfectamente posible entre las familias que adoptan con CREIXER JUNTS.

Dicho de otro modo, lo que creemos que necesitarán estos padres que han elegido adoptar en tierras lejanas es ser merecedores de la mayor información posible y, sobretodo, la más acorde posible con sus circunstancias adoptivas. Todo lo cual, probablemente, definirá mejor su proyecto adoptivo, complementando su deseo inicial y menos elaborado de adoptar a un hijo en abstracto,- lo-más- pequeño-y-lo-más-rápido-posible-, y en definitiva ayudando a desarrollar la integración posterior del menor en lo que será su nuevo entorno familiar y social.

En conclusión, lo que pretendemos en esta sección es comentar no solo los aspectos más positivos de las TIERRAS DE ORIGEN sino que también tendrán cabida los componentes que consideramos más difícilmente asumibles por nuestra cultura e idiosincrasia. Y con ello, ayudaros a “ponerle cara“, a los que serán vuestros hijos. Porque estamos convencidos también que fortaleciendo los lazos “socio-afectivos” con las TIERRAS DE ORIGEN, el largo proceso adoptivo se hará mucho más llevadero.

Sin embargo, al abordar esta ambiciosa singladura nos enfrentamos a un reto de dimensiones colosales que exige la búsqueda del mayor apoyo posible: Porque las TIERRAS DE ORIGEN en las que adoptamos, el “TERRITORIO CREIXER JUNTS” abarca desde las costas atlánticas de Senegal hasta las costas del Pacífico de la Península de Kamchatka y del archipiélago filipino. Un vastísimo espacio en “donde no se pone sol”, con doce horas de diferencia horaria de un extremo a otro. En donde nos encontramos desde los nómadas peul senegaleses de origen fulani, hasta los tagalos malayo-polinésicos de Filipinas o los nanai siberianos de ascendencia mongol. Un conjunto de cinco países que albergan a casi cuatrocientos millones de habitantes. Casi cuarenta veces la superficie de España. Más de doscientas etnias diferentes. Multitud de lenguas, leyes, credos y formas de entender la vida. En donde podemos padecer las temperaturas más extremas del planeta, o, saborear desde los excelentes blinis rusos hasta el exquisito pescado cha ca vietnamita. Países en los que históricamente unos han sido imperios y otros, colonias. Resumiendo, una disparidad y complejidad en lo social de dimensiones enciclopédicas prácticamente inabarcables.

Por lo que sería del todo aventurado por parte del que suscribe pretender llegar a buen puerto, viajar a todos los rincones y comprenderlo todo, y mucho más aún, emprender en solitario tamaña travesía: Así que, una vez expuestas nuestras ambiciosas intenciones y nuestras modestas capacidades, invitamos a que cualquiera que así lo desee, sea miembro de CREIXER JUNTS, amigo de esta ECAI, o, padre pre o post adoptivo a que enriquezca estas TIERRAS DE ORIGEN con su valiosa aportación. Abrimos por lo tanto la puerta y animamos a cualquier colaboración escrita no solo sobre determinados aspectos sociológicos, culturales, antropológicos o históricos, sino también consejos prácticos que pueden ir desde qué llevar en la maleta para tal destino o recetas de cocina de nuestras TIERRAS DE ORIGEN. Por supuesto que estas colaboraciones pueden realizarse con un tono más o menos académico o partir también de la simple anécdota o la experiencia personal. Pero, sean como sean, deberán todas cumplir la condición esencial de que puedan extraerse de ellas una información válida y general sobre las TIERRAS DE ORIGEN que ayuden, una vez colgadas en este blog, no solo a despejar las incertidumbres inherentes a todo viaje sino, muy especialmente, a allanar el arduo camino de la adopción a nuestro amplio colectivo de familias adoptantes.

Hasta pronto familias.

Fernando Diago
Coordinador Internacional de CREIXER JUNTS

A 8 de noviembre de 2010.

(Las colaboraciones no pueden ser anónimas, ni mayores de tres folios. Además, CREIXER JUNTS no tiene porqué identificarse con su contenido y se reserva el derecho total o parcial al “cuelgue” en el blog). Enviarlas por favor a creixerj@creixerjunts.org Asunto: TIERRAS DE ORIGEN.

jueves, 4 de noviembre de 2010

ESTADÍSTICA ASIGNACIONES Y JUICIOS OCTUBRE 2010

Hace algún tiempo anunciamos que, a través de este blog, íbamos a ir comunicando las asignaciones y juicios o ceremonias de entrega de expedientes tramitados por Créixer Junts que se iban celebrando, por países. Con un poco de retraso vamos a intentar cumplir lo prometido.


Desde el primero de enero de 2010 hasta el 31 de octubre:

RUSIA: Asignaciones: 113 ---------------- Juicios: 105

POLONIA: Asignaciones: 7 --------------- Juicios: 5

SENEGAL: Asignaciones para acogimiento preadoptivo: 3 -------------- Entregados: 0

FILIPINAS: Asignaciones para acogimiento preadoptivo: 2 -------------- Entregados: 2

VIETNAM: Asignaciones: 12 --------------- Ceremonias de entrega: 7


Durante el mes de octubre pasado:

RUSIA: Asignaciones: 17 ------------------ Juicios: 11

POLONIA: Asignaciones: 1 --------------- Juicios: 1

SENEGAL: Asignaciones para acogimiento preadoptivo: 0

FILIPINAS: Asignaciones para acogimiento preadoptivo: 1

VIETNAM: Asignaciones: 5 ---------------- Ceremonias de entrega: 0


A partir de ahora, en los cinco primeros días de cada mes, comunicaremos las asignaciones y juicios o ceremonias de entrega. A final de año comunicaremos el cómputo total de 2010.