El
día 6 de junio hemos presentado nuevamente en CaixaForum Barcelona una
actividad organizada por el Equipo Psicosocial de Créixer Junts.
En
esa ocasión, iniciamos nuestra actividad con un vídeo sobre nuestra Fundación Uniendo Esperanzas, contra el abandono infantil.
El
vídeo que describe la labor de la Pouponnière Lamine Coulibaly ha
mostrado la labor social desarrollada en Senegal por nuestra Fundación. Se ha
podido observar la obra llevada a cabo por los profesionales que ahí trabajan
dirigidos por la Sra. Diaw Fama Ndiaye. Es una tarea realizada codo con codo
con los Servicios Sociales, con el pediatra, para cuidar de ellos, recuperarlos
de las enfermedades que traen, del raquitismo, la malaria, etc. Para comprobar
el estatuto legal de los niños (abandonados, encontrados, con familias que no
pueden hacerse cargo de ellos) y las posibilidades o no de volver con ellas o
buscarles formas alternativas de Protección y Tutelaje por parte del Estado
durante el tiempo de su infancia.
Las
familias pudieron observar la labor desempeñada y un relato sobre las
condiciones de vida y el estilo de las ciudades de Senegal. En el mismo video
se ve a Sor Justina, monja franciscana española que reside en Senegal desde
1970 y que ha creado el orfanato modelo de Dakar y es quien ha contribuido al
asesoramiento del hogar fundado por nosotros.
Seguidamente
se proyectó la película “Piel color miel” que luego dio lugar a un debate que
se prolongó con comentarios, experiencias personales de los padres, reflexiones
y preguntas que la mesa fue contestando e intercambiando en un clima cálido
propicio a la escucha.
Los
temas que se pusieron de manifiesto fueron:
1. El papel reparador de los padres para aliviar y ayudar a curar el
dolor de los hijos sufridos por ellos
en sus primeras experiencias de vida con los traumas sufridos
2.
El entender que todo niño adoptado ha nacido antes de la entrada en familia y
por tanto ya ha sido nombrado.
3.
El entrecruzamiento de sentimientos contradictorios que acompañan la entrada en
familia
4.
La contradicción entre la alegría de la familia que ha terminado la adopción
legal y el inicio de la adopción subjetiva por parte de todos, entendiendo que
el niño ha perdido todos sus referentes válidos hasta entonces y debe adaptarse
a un nuevo entorno, una nueva lengua, unos olores distintos, unas comidas
con otros sabores, otro paisaje y a vivir en familia. Y que ha dejado
todo su mundo familiar hasta entonces, porque era su mundo, el único que quería
y por tanto ha dejado sus afectos
5.
Ayudar a elaborar duelos es lo contrario de suponer que el niño no se acuerda
de nada de su vida anterior, que está feliz porque ya está con nosotros y por
lo tanto ya puede “normalizarse” y entrar rápidamente a la escuela, porque ya
tiene familia y es como cualquier otro niño de su edad.
6.
Hablar de la adopción, no evitar el tema, no evadirse con artilugios para
dejarlo para más adelante y entender por el contrario, que el niño necesita ser
acompañado en su proceso adoptivo interno. No dejarlo solo en ese camino. No
olvidar que la curiosidad y el deseo de saber es la base del pensamiento y por
tanto del aprendizaje.
7.
Hablar es lo contrario de borrar huellas.
8.
Desculpabilizarlo del abandono y de las cogniciones negativas sobre si mismo
que alimentan una baja autoestima
9.
Acompañarlo en el proceso de indagación sobre su familia biológica
10.
Favorecer por tanto, la integración de las distintas marcas de su identidad
integrando la primaria, la del país de origen, la de su nacimiento y primeros
recuerdos, con la de sus padres adoptivos y con su mundo actual
11.
No negar ni subestimar las diferencias
12.
No pensar que todo lo que le ocurre tiene que ver con la adopción, ni
estigmatizarlo ni negarlo. El tema de la adopción es por momentos figura y en
otros fondo
Es una comprobación de nuestra
experiencia clínica de estos años de trabajo con familias adoptivas que el
trabajo con la historia de vida, con el proceso de investigación del niño sobre
su vida anterior, es lo que más trabajo cuesta a las familias de aceptar y
llevar a cabo conjuntamente con él.
Es coincidente con la del servicio de
Búsqueda de Orígenes que dirige Carles Benet quien ha señalado la cantidad de
jóvenes adoptados que concurren solos, a escondidas de sus padres porque no se
atreven, temen que éstos se enfaden o lo consideren una deslealtad. Es sobre
estas ideas que tenemos que luchar porque ahondan prejuicios y no ayudan a un
buen desarrollo.
Por lo tanto, una conclusión que
podemos extraer es que la familia se construye con piezas separadas, como un
puzzle, algunas puestas por el niño, su historia y sus cicatrices y otras
agregadas por los padres. Hay que descargar parte de la mochila del niño a
quien se suelen atribuir todas las dificultades en la integración familiar,
porque algunas no le corresponden.
Son las que tienen relación con las
capacidades de los padres: su grado de empatía, de comprender el dolor, el
sufrimiento, de entender que el hijo se subjetiva en el marco de la familia y
por tanto las competencias parentales juegan ahí un papel preponderante para
contribuir a aliviar al niño. Ello se puede realizar cuando esas capacidades se
manifiestan bajo la forma de tolerancia, capacidad de escucha de los hijos,
paciencia con sus dificultades, cohesión familiar, ayudando a crecer juntos,
para favorecer una buena integración personal y familiar, evitando la
sobreprotección de los hijos o la exigencia, la rigidez y la intolerancia. El
punto medio es difícil de alcanzar, pero saber marcar límites con tranquilidad,
transmitiendo el valor del esfuerzo, siendo coherentes ambos padres en las
medidas empleadas, el buen clima familiar, es una buena mezcla para favorecer
el crecimiento de los hijos.
Beatriz
Salzberg
Directora
Área Psicosocial
Créixer
Junts