Calor y humedad, suciedad y miseria. Juntos configuran la triste ecuación que hace posible las condiciones ambientales que dan paso a la existencia de la malaria, también conocida por paludismo. Una realidad que el flamante Nobel Vargas Llosa sitúa, con una precisión cercana a la crudeza informativa, en las “latitudes del infortunio”.
De todas las TIERRAS DE ORIGEN en donde CREIXER JUNTS realiza adopciones, tres de ellas por su condición de tropicales pueden ser incluidas en estos territorios palúdicos: Senegal, Vietnam y Filipinas. Sin embargo, por sus diferencias geográficas, tasas de incidencia, diferentes niveles de desarrollo y esfuerzos por ir erradicando sus causas, así como por las particularidades de la adopción y del desplazamiento a sus respectivos destinos locales, realmente solo las familias que viajen a Senegal están expuestas a un cierto riesgo de poder contraer la enfermedad que aunque bajo, nunca será del todo ineludible. En Vietnam y Filipinas es altamente improbable.
Porque, según la OMS, la tasa de incidencia del paludismo es 80 veces superior en Senegal que en Vietnam y en Filipinas. Además, tanto en Vietnam como en Filipinas hasta ahora los procesos adoptivos se realizan en zonas poco o nada castigadas por tal enfermedad, mientras que en el país africano hay que desplazarse durante varios días por zonas de relativa exposición al riesgo.
Etimológicamente el término paludismo procede del latín “palus” (laguna, pantano) por lo tanto, el paludismo o malaria es la enfermedad de los pantanos: Porque las larvas de los mosquitos transmisores de la malaria habitan en aguas estancadas o pantanosas.
En Senegal la dimensión es otra y desborda lo que entendemos por regiones pantanosas. Allí, en muchas de las calles de las ciudades solo encuentras basura desperdigada por doquier. En época de lluvias, que comienzan en julio y suelen acabar en octubre, estas calles-basureros se inundan convirtiéndose en el caldo ideal de cultivo del mosquito el cual transmite así el paludismo en zonas altamente pobladas. Por lo que en este país no es solo en el ámbito rural sino también en el urbano en donde se encuentra la enfermedad.
Podemos decir sin miedo a equivocarnos que los viajeros no son los más expuestos, aunque cuando se infectan su cuadro puede ser especialmente duro. Estos, siguiendo una serie de normas elementales y fáciles de poner en práctica podrán trasladarse a estas zonas con un relativamente bajo riesgo de ser infectados: Evitando lugares de aguas estancadas, no exponiéndose al amanecer y al atardecer, protegiéndose correctamente y multiplicando las medidas profilácticas en época de lluvias. El riesgo puede minimizarse, aunque tampoco debamos de subestimarlo alegremente a tenor del caso de la infección de George Clooney en un reciente viaje por Bangla Desh y al que le presuponemos que fue bien asesorado en medidas preventivas.
Pero lo habitual no es que sean las estrellas más conocidas, atractivas y cotizadas las que se ven infectadas de malaria sino que suelen ser más bien las capas más débiles y anónimas de la población por ser las que realmente están más expuestas, al vivir en un entorno de miseria caracterizado por la falta de infraestructuras eficientes en el tratamiento de residuos. Y dentro de estas capas más vulnerables queremos destacar a los niños:
Para que nos hagamos una idea en el interior de Senegal y exceptuando Dakar, que por su posición privilegiada no puede ser considerada como zona de alta incidencia palúdica, la mitad de la mortandad infantil de niños menores de 5 años se debe al paludismo. Y la tasa de mortandad infantil en determinadas zonas de este país alcanza y supera a veces un dramático 20%: Son las latitudes del infortunio.
Pero antes de dar una serie de consejos prácticos sobre cómo protegerse de la picadura del mosquito conviene que nos informemos lo más objetivamente posible de lo que es la malaria o el paludismo. Para ello acudimos a la Ciencia, personificada en esta ocasión por dos brillantes investigadoras Alexandra Gámez Abascal y Christineh Sarkissian que se han ofrecido generosamente, no solo para escribir unas ilustrativas paginas en tono divulgativo para esta entrega de TIERRAS DE ORIGEN, sino también para acometer un ambicioso y desinteresado proyecto de cooperación cuyo objetivo es bajar la incidencia de la malaria sobre la población infantil en los barrios marginales de la ciudad senegalesa de Kaolack, una de nuestras más esperanzadoras TIERRAS DE ORIGEN.
Aquí van sus tarjetas de presentación:
Alejandra Gámez Abascal. Doctora en Ciencias Químicas es profesora e investigadora en el Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid.
Christineh Sarkissian. Doctora en Bioquímica y Genética. Investigadora staff del Departamento de Genética Humana de McGill University en Montreal, Canadá.
christineh.sarkissian@gmail.com
Sus carreras científicas se han centrado en el estudio de las bases moleculares de enfermedades metabólicas hereditarias y en el desarrollo de terapias alternativas para la enfermedad genética Fenilcetonuria que se encuentran actualmente en ensayos clínicos.
A 23 de febrero de 2011
II MALARIA
Con el fin de clarificar la nube de información que envuelve el tema de la malaria y teniendo en cuenta lo importante que es conocer y entender en qué consiste esta enfermedad cuando se planea visitar un país con altas tasas de infección y poder prevenirla en la medida de lo posible, vamos a hacer un viaje desde el origen y causas de esta enfermedad en los seres humanos hasta los métodos preventivos de los que disponemos hasta el momento.
CAUSAS
La malaria (también conocida como paludismo) es una enfermedad causada por parásitos del género Plasmodium (Plasmodium falciparum, Plasmodium vivax; Plasmodium malariae; Plasmodium ovale) que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos Anopheles infectados; estos son los llamados vectores del paludismo, que se crían en agua dulce de poca profundidad y pican sobre todo entre el anochecer y el amanecer. Tan sólo las hembras de mosquitos son las que se alimentan de sangre para poder madurar los huevos, y por tanto los machos no pican y no pueden transmitir enfermedades ya que únicamente se alimentan de néctares. En el organismo humano, los parásitos se multiplican en el hígado y después infectan los glóbulos rojos. Los parásitos se multiplican dentro de los glóbulos que, al cabo de 48 a 72 horas, se rompen e infectan más glóbulos rojos. La malaria también se puede transmitir de la madre al feto y por transfusiones sanguíneas de donantes que han padecido la enfermedad.
Los mosquitos en zonas de clima templado pueden portar la malaria, pero el parásito desaparece en invierno. Es por ello que la transmisión también depende de condiciones climáticas que pueden modificar la abundancia y la supervivencia de los mosquitos, como las precipitaciones, la temperatura y la humedad. En muchos lugares la transmisión es estacional, alcanzando su máxima intensidad durante la estación lluviosa lo que es muy importante para tener en cuenta cuando se planea un viaje a un país con alta incidencia en esta enfermedad.
SINTOMAS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca como síntomas de la malaria fiebre, las cefaleas y los vómitos, que generalmente aparecen de 10 a 15 días después de la picadura del mosquito aunque pueden aparecer incluso a los 8 días o hasta 1 año después de ésta. Los síntomas de la enfermedad ocurren en ciclos de 48 a 72 horas.
Además se puede presentar sudoración, escalofríos, tos, heces con sangre, dolores musculares, ictericia, defectos de la coagulación sanguínea, insuficiencia renal o hepática y trastornos del sistema nervioso central. La fiebre y los escalofríos son síntomas cíclicos, repitiéndose cada dos o tres días.
En los casos de infección por P. vivax o P. ovale pueden producirse recidivas clínicas (recaídas) semanas o meses después de la infección inicial, aunque el paciente haya abandonado la zona palúdica. Estos nuevos episodios se deben a presencia de formas hepáticas "durmientes" del parásito (inexistentes en el caso de P. falciparum y P. malariae), y para lograr la curación completa es obligatorio un tratamiento especial dirigido contra esas formas hepáticas.
En regiones donde la malaria es altamente endémica, las personas son tan a menudo infectadas que desarrollan la "inmunidad adquirida", es decir que son portadores más o menos asintomáticos del parásito.
Durante un examen físico, el médico puede identificar una hepatomegalia o una esplenomegalia. El diagnóstico de malaria se confirma con frotis de sangre tomados a intervalos de 6 a 12 horas.
Si no se trata, la malaria puede poner en peligro la vida del paciente en poco tiempo, pues altera el aporte de sangre a órganos vitales.
TRATAMIENTO
A pesar de que la malaria es una enfermedad potencialmente mortal es posible prevenirla y en muchos casos curarla. Hay que tener en cuenta que los viajeros no inmunes procedentes de zonas sin paludismo que contraen la infección son muy vulnerables a la enfermedad y por ello deben tener especial cuidado.
El diagnóstico y el tratamiento temprano atenúan la enfermedad, evitan la muerte y contribuyen a reducir la transmisión. Entre las intervenciones fundamentales para controlar la malaria se encuentran el tratamiento rápido y eficaz con combinaciones de medicamentos basadas en la artemisinina, el uso de mosquiteros impregnados en insecticida por parte de las personas en riesgo y la fumigación de los espacios cerrados con insecticidas de acción residual, a fin de controlar los mosquitos vectores.
Aproximadamente la mitad de la población mundial corre el riesgo de padecer esta enfermedad. La mayoría de los casos y de las muertes se registran en el África subsahariana. No obstante, también se ven afectadas Asia, Latinoamérica y, en menor medida, Oriente Medio y algunas zonas de Europa. La OMS recomienda que antes de administrar el tratamiento se confirme el diagnóstico con métodos parasitológicos si es posible, cuyos resultados pueden obtenerse en escasos minutos.
PREVENCION
La prevención es la mejor forma de hacer frente a esta enfermedad por el momento, y para ello la protección personal frente a las picaduras de los mosquitos representa la primera línea de defensa.
Los mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual son las dos formas de control de los vectores con eficacia comprobada.
En la prevención de la malaria también se pueden utilizar medicamentos. En los viajeros, la enfermedad puede prevenirse mediante quimioprofilaxis (medicamentos preventivos), que suprime el estadio hemático de la infección palúdica. Es importante acudir al médico mucho antes del viaje, dado que el tratamiento puede comenzar hasta dos semanas antes de viajar al área y continuar durante un mes después de salir de allí. Los tipos de medicamentos antipalúdicos recetados dependerán del área visitada.
Incluso las mujeres en estado de embarazo deben recibir medicamentos preventivos, ya que el riesgo que representa el medicamento para el feto es menor que el riesgo de adquirir una infección congénita.
Las personas que reciben medicamentos antipalúdicos pueden aún llegar a infectarse. Por lo tanto, se debe evitar la picadura del mosquito usando prendas de vestir que cubran completamente manos y piernas, mallas protectoras en las ventanas y repelentes contra insectos.
La opción farmacológica para la protección contra la malaria ha sido la cloroquina. Pero debido a su resistencia, actualmente sólo se prescribe en áreas donde están presentes el Plasmodium vivax, el Plasmodium ovale y el Plasmodium malariae. La malaria por Plasmodium Falciparum se está convirtiendo en una enfermedad cada vez más resistente a los medicamentos antipalúdicos.
En muchas zonas se están reforzando las medidas de control de los mosquitos, pero hay obstáculos importantes, tales como el aumento de la resistencia de los mosquitos a los insecticidas, entre ellos el DDT y los piretroides, sobre todo en África, y la inexistencia de insecticidas alternativos que sean seguros y costo-efectivos.
EPIDEMIOLOGIA
La malaria causa unos 400–900 millones de casos de fiebre y aproximadamente 2 millones de muertes anuales, lo que representa una muerte cada 15 segundos. La gran mayoría de los casos ocurre en niños menores de 5 años; las mujeres embarazadas son también especialmente vulnerables. A pesar de los esfuerzos por reducir la transmisión e incrementar el tratamiento, la prevalencia de la malaria presenta una tendencia de permanente aumento. Las estadísticas precisas se desconocen porque muchos casos ocurren en áreas rurales, donde las personas no tienen acceso a hospitales o a recursos para garantizar cuidados de salud.
VACUNA
A pesar de la gran variedad de vacunas en desarrollo, muy pocas han demostrado una efectividad probada.
El primero en descubrir una vacuna sintética contra la malaria fue el Colombiano Manuel Elkin Patarroyo. Entre 1986 y 1988 la vacuna sintética (SPF66) fue creada y probada en una colonia de micos de la región amazónica. A pesar de los periodos de de prueba relativamente largos y del número de estudios realizados, aún no se conoce la forma en que la vacuna confiere inmunidad, por lo que sigue siendo una improbable solución a la malaria.
La vacuna RTS,S/AS02A es la candidata que ha llegado más lejos en los ensayos de vacunas. Está siendo desarrollado por una alianza entre la PATH Malaria Vaccine Initiative, la empresa farmacéutica GlaxoSmithKline, y el Walter Reed Army Institute of Research.
Pero el candidato más prometedor para llegar a ser una vacuna efectiva ha sido desarrollado por el Dr. Pedro Alonso, de la Universidad de Barcelona, que se encuentra en fase III de ensayos clínicos y que en resultados preliminares de este año ha demostrado una protección durante un periodo de seguimiento de 45 meses.
OTROS METODOS
La técnica de los insectos estériles se está perfilando como un posible método de control de mosquitos. El progreso hacia insectos transgénicos, o genéticamente modificados, sugieren que las poblaciones de mosquitos silvestres podrían hacerse resistentes a la malaria. La investigación en el Imperial College de Londres creó el primer mosquito transgénico en 2002 para el paludismo, con la primera especie resistente a Plasmodium.
La educación en el reconocimiento de los síntomas de la malaria ha reducido el número de casos en algunas zonas del mundo en desarrollo hasta en un 20%. Reconocer la enfermedad en las primeras etapas también puede evitar que la enfermedad se convierta en mortal. La educación también puede informar a la gente para cubrir más áreas de estancamiento reduciendo el riesgo de la transmisión entre las personas mediante la eliminación de los recipientes o tanques con agua estancada, algo que parece tan sencillo pero que en algunos países sigue siendo un reto.
Alejandra Gámez Abascal & Christineh Sarkissian
III. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
En los tiempos de la exploración africana los británicos de la época de Livingstone creían firmemente que una buena dosis diaria de ginebra era el mejor remedio para no padecer la malaria. Desde estas páginas no os vamos a incitar a la práctica de tal profilaxis, aunque seguramente habrá todavía más de uno convencido de su utilidad y beneficios. Sin embargo, desde aquellos tiempos heroicos, la ciencia ha avanzado lo suficiente para saber, a la espera de una vacuna definitivamente eficaz, que hay que intentar exponerse lo mínimo a la picadura de cualquier mosquito. Y decimos bien cualquiera, ya que me gustaría encontrar al guapo que sea capaz de distinguir en la penumbra y sin dudarlo al Anopheles hembra del Aedes aegypti o del más común y mediterráneo Flebotomus, por poner tan solo un par de ejemplos.
Seamos o no capaces, está claro que los métodos barrera para no ser picados por los mosquitos son, hoy por hoy, la mejor prevención para los viajeros y aunque conviene exponer solo la menor parte de superficie de piel posible tampoco hace falta ponerse un engorroso “burka” ni un estrafalario traje de apicultor. Existen otras soluciones:
- REPELENTES
Hay dos tipos de repelentes. Los naturales, a base de citronella o de geranios, y los químicos. Entre estos últimos, que son los realmente eficaces, cabe mencionar que prácticamente todos tienen por principio activo el llamado DEET o N, N.-Diethyl-meta-Toluamida, en mayor o menor grado de concentración.
Los DEET son repelentes versátiles que han sido usados eficazmente por millones de personas durante las últimas décadas para repeler mosquitos, garrapatas, pulgas y moscas que pican y larvas de la sarna. Estos productos están disponibles en muchas formulaciones, incluyendo lociones, cremas, roll-on, gelatinas, rociadores en pompas, y artículos de baño. Pero tengan siempre presente que pueden presentarse reacciones alérgicas a estos productos, especialmente los de mayores concentraciones de DEET, por lo que siempre se recomienda probarlo antes sólo en una parte pequeña de piel.
Su forma de actuar es sencilla: Los mosquitos y otros insectos voladores que se alimentan de sangre,- tales como moscas e insectos de venados,- son atraídos por los olores de la piel y el dióxido de carbono del aliento. Cuando un mosquito se acerca a un posible huésped (víctima), el DEET obstruye el sensor (los sentidos) del insecto y le confunde para que éste no pueda aterrizar y picar con éxito. Los repelentes son efectivos solo a cortas distancias de la superficie tratada, lo que implica que el usuario (el que usa el repelente) puede seguir viendo mosquitos volando cerca, por lo que no hay razón para aplicarse más DEET del recomendado y siempre siguiendo las instrucciones del fabricante.
Las marcas más conocidas son: El Aután y el Relec.
Ambos contienen DEET pero el Relec posee una mayor concentración. Recomendamos el “Extra fuerte” de esta marca ya que tiene el doble de concentración que el normal. Lo consideramos suficiente para viajar por Senegal, incluso en época de lluvias y por supuesto más que suficiente para Vietnam o Filipinas en las zonas en donde habitualmente viajan nuestras familias adoptivas. Se compra en farmacias.
Para no enmascarar el olor de los repelentes conviene no usar ni colonias ni perfumes. Por lo que respecta al desodorante conviene que este no lleve ninguna clase de perfume. (Por ejemplo, el de la marca Byly). Y si se ponen algún tipo de crema protectora para el sol siempre ponerla antes del repelente para no anular sus efectos.
Cada Comunidad Autónoma tiene un centro de referencia en Sanidad Internacional. Para quedarse más tranquilos diríjanse a estos centros y serán atendidos por médicos especializados en enfermedades que no son habituales en nuestras “latitudes del bienestar”. De paso, revisen su cuaderno de vacunas para ver si llevan las pertinentes y necesarias para su destino.
No quiero acabar este capítulo de recomendaciones sin mencionar lo que se debe de hacer en la habitación en donde vayamos a pernoctar:
Aunque la fumigación previa de la habitación se le presuponga al Hotel, lo primero y elemental al entrar en ella es no encender la luz hasta que se esté dentro y con la puerta cerrada pues es sabido que la luz atrae a los insectos.
Hasta pronto familias. Buen viaje.
Fernando Diago
Coordinador Internacional de CREIXER JUNTS