“Condiciones que propician una buena integración familiar y escolar”
Actividad realizada en CaixaForum el 16 de septiembre de 2013. Barcelona
“Un niño que no se siente querido difícilmente puede ser educado”
J. H. Pestalozzi
Con un éxito de público que abarrotaba la sala, se llevó a cabo esta nueva actividad organizada por el equipo Psicosocial de Créixer Junts. El público disfrutó con la presentación de los ponentes y pidió la continuación en una segunda parte, tema que hemos tomado en consideración para realizarlo más adelante y profundizar más en las cuestiones planteadas.
à Liliana Woloshin Glaser comenzó citando un bonito poema, muy conmovedor. Luego de la emoción con la que vivió el público tan emotiva lectura, pasó a hablar de algunas características de los niños adoptados en la familia y en la escuela.
Señaló en primer término, sus particularidades y necesidades primeras: son especialmente sensibles a los cambios y pérdidas y lo que en primer término necesitan es un ambiente familiar acogedor, capaz de sostener emocionalmente sus miedos, dudas, incógnitas y cómo debe establecerse entre la escuela y los padres un contacto fluido y de confianza. Indicó que en su experiencia hay padres que se quedan cortos en la información que brindan a la escuela u ocultan datos importantes. De este modo, se están privando de contar con la orientación que pueda ofrecerles el maestro.
Ese tiempo de adaptación y conocimiento mutuo en familia debe ser lo suficientemente prolongado como para que el niño, cuando tenga que entrar en la escuela, haya ganado un poco de seguridad en el hogar.
También remarcó la necesidad de que el profesorado cuente con una preparación específica y que posea un interés a la hora de abordar la integración del menor adoptado. Interés y sensibilidad son dos valores esenciales para facilitar la inclusión del niño al medio escolar. Es necesario que padres y maestros puedan entender al niño, conectar con sus sentimientos, colocarse en su piel para entender desde ahí cómo el pequeño al principio se siente un extraño, alguien diferente, asustado. En suma, que está solo frente a los otros niños, a los demás. Todo ello se supera con un clima propicio al entendimiento, sin prisas ni exigencias, hasta lograr que comience a ganar en confianza. Es entendible por supuesto que los inicios de la vida en familia y su posterior entrada en la escuela estén llenos de emociones y ansiedades muy diversas, en todos los componentes del grupo familiar y escolar.
Centrándose más específicamente en el tema del aprendizaje escolar, diferenció el retraso en el aprendizaje, de las dificultades en el aprendizaje. A esta última es a la que se enfrentan la mayor parte de los niños que vienen en Adopción Internacional, quienes llegan a Cataluña en distintos momentos del año y no comparten nuestras lenguas. A la hora de abordar estas dificultades, la sensibilidad del profesorado permitirá:
- Valorar lo positivo
- No sobre-exigir
- Saber cuándo es necesario aplicar un programa individualizado (P. I.)
- Contemplar la historia anterior a la hora de entender e interpretar algunos comportamientos.
- Ser sensibles en la preparación de algunas actividades concretas (trabajar la familia, las diferencias culturales, las distintas etnias, etc.)
- Saber manejar las sanciones, evitándolas en lo posible durante el período de adaptación y usar otros recursos (hablar con el niño y ayudarlo a pensar)
Se propone respetar el ritmo de cada niño y favorecer su progresiva integración, contando con la ayuda de otros niños de la clase que los orientarán y acompañarán en ese proceso.
Pasó luego a referirse a las características más habituales que muestran estos niños, presentes también en chicos no adoptados que viven o hayan vivido situaciones traumáticas, cambios sucesivos, pérdidas, etc. Es común a todos ellos, la labilidad emocional, la inestabilidad, la intolerancia a la frustración, la incapacidad de espera y la necesidad tremenda de sentirse aceptados, por la inseguridad y falta de confianza en si mismos. Esto es más notorio en especial al inicio, por no sentirse aún aceptados por sus padres. Los cambios contribuyen a la inseguridad inicial y a la falta de confianza en si mismos.
En cuanto a la elección del centro escolar, sugirió elegir uno, dentro de las posibilidades de la familia y el barrio, que esté en el entorno de la vivienda, de modo que se favorezca su integración social (encuentros con los compañeros del colegio en el parque, en la calle, invitar amiguitos a la casa, etc.). Aconsejó buscar una escuela pequeña, con una o dos líneas por curso y en la cual el trato con el alumnado sea muy familiar.
Los padres deben dedicar mucho tiempo material a sus hijos, algo difícil con el mundo laboral actual, pero hay que buscarlo. La crianza de los niños requiere mucho tiempo. En este sentido, remarcó en especial la importancia del juego creativo, inventado entre los padres y el niño, deteniéndose en que el juego tiene que estar motivado por el disfrute mutuo, así él percibe que sus padres también se divierten, que lo hacen con placer en un clima distendido, con alegría, para que éste sienta que todos participan y comparten gratamente su tiempo de ocio en familia. A través del juego y del cuento se desarrolla la imaginación, se amplía el mundo simbólico y se agrandan las habilidades lingüísticas. Es importante considerar estos aspectos para todos los niños.
En cuanto al lenguaje, mostró como el que los niños aprendan rápidamente a hablar, puede confundir. Una cuestión es hablar para desenvolverse a nivel cotidiano, el uso de la lengua del día a día y otro, diferente y mucho más complejo, es la incorporación y asimilación de esa lengua como instrumento de pensamiento. Son dos niveles diferentes y hay que señalar su especificidad para no exponer al niño a exigencias que no está aún en condiciones de asimilar y que podrían incidir en una inseguridad y falta de confianza mayor en si mismos y por ende en su aprendizaje. Remarcó en ese sentido que colegios muy exigentes, en ocasiones no son los más cuidadosos en los aspectos afectivo-emocionales del alumnado.
Se trató también la conveniencia de retrasar un curso a los niños a su llegada, para favorecer los aprendizajes desde la base. De este modo se evita que vayan construyendo los aprendizajes sobre vacíos conceptuales que no permiten una cimentación adecuada y que favorecen al niño ir un poco más relajado y captar mejor aquello que se le enseña (Por ejemplo, cuando explican un cuento, si el niño no lo entiende en su totalidad se distrae y finalmente se siente mal o incordia a los compañeros).
à Joaquim Serrabona Mas comenzó su presentación con la proyección de unos dibujitos animados muy bonitos del cuento “El Patito Feo”, como metáfora de la transformación de estos niños, quienes cuando ya se sienten hijos y tienen referentes parentales claros, se convierten en cisnes, hijos de su familia adoptiva. Es una síntesis del trabajo parental en la adopción: convertir “los patitos feos” (extraños y diferentes) en cisnes - hijos.
Psicólogo de profesión, se detuvo especialmente en su función como psico-motricista y cómo a través de ella ayuda a estos niños a superar sus situaciones traumáticas que están en la base de muchos trastornos de aprendizaje y/o de comportamiento. Así como en familia, los cuentos y el juego juegan, valga la redundancia, un papel muy importante, él señaló que también éstos son un recurso necesario en las terapias, así como el dibujo.
Enfatizó que todos somos el resultado de nuestra historia relacional y que las marcas de nuestras vivencias dejan una huella en el cuerpo. Señaló la importancia del apego seguro en el aprendizaje, indicando que éste tipo de vínculo permite explorar, sentir curiosidad y deseo de aprender. Al referirse a los niños deprivados institucionalizados, nombró distintas alteraciones del apego y las situó en la base de muchas dificultades de aprendizaje. Destacó, al referirse a ello, que una de las tareas principales de los padres era reconvertir estos tipos de apego disfuncionales, en un estilo de vinculación seguro, que sirviera como punto de partida a la hora de enfrentarse a los retos escolares y sociales.
Está capacidad “resiliente” permitirá transformar su modo de entender y ubicarse en el mundo para cambiar su entendimiento y sentir frente a éste: de la inseguridad a la confianza. De la labilidad a la estabilidad, de la ambivalencia a la seguridad, de la fragilidad a la fortaleza, de la susceptibilidad a la contención emocional, de lo impulsivo a la espera, de la dispersión a la concentración, etc.…
Por último, hizo referencia a que en la recuperación de estos niños no sólo debían participar los padres, sino que debieran estar implicados los componentes de lo que él llamó “la tribu”, entendiendo por ésta a los distintos agentes sociales: la familia extensa, la red social, el colegio, otros servicios socio-sanitarios, etc. Es labor de todos cubrir tres necesidades básicas de todo niño
- Nutrición (alimenticia y afectiva)
- Contención (regulación emocional)
- Reconocimiento (de sí mismo por los otros como favorecedor de una buena autoestima)
En síntesis, la seguridad en los vínculos favorece la exploración y la comunicación (no debemos olvidar la experiencia pre-verbal) permitirá la creación del orden simbólico (del lenguaje) a partir del cual poder elaborar las experiencias vividas e integrarlas favoreciendo el equilibrio psicológico y el desarrollo de una personalidad más integrada.
También Joaquín Serrabona Mas terminó su ponencia con un bello poema de M. Benedetti