Con las maletas aún sin hacer, pero con el billete a Dakar en el bolsillo, me han pedido que redacte esta crónica a vuelapluma: Allá va.
Como era de esperar, los Reyes Magos son gente cumplidora. Siempre. Incluso en África. Sin embargo, sus múltiples compromisos y la evidente lejanía de sus respectivas tierras de origen con respecto a la punta más occidental de este inmenso continente hizo que sus regalos llegaran con unos días de previsible retraso. Es normal, no iban a ser ellos una excepción y romper así el ritmo natural de las cosas, tal como acontecen por estas tórridas latitudes desde tiempo inmemorial. Pero, al fin y al cabo, sus Majestades cumplieron y llegaron hasta Tambacounda, en lo más profundo y olvidado del país. No le quitemos mérito alguno.
Como era de esperar, los Reyes Magos son gente cumplidora. Siempre. Incluso en África. Sin embargo, sus múltiples compromisos y la evidente lejanía de sus respectivas tierras de origen con respecto a la punta más occidental de este inmenso continente hizo que sus regalos llegaran con unos días de previsible retraso. Es normal, no iban a ser ellos una excepción y romper así el ritmo natural de las cosas, tal como acontecen por estas tórridas latitudes desde tiempo inmemorial. Pero, al fin y al cabo, sus Majestades cumplieron y llegaron hasta Tambacounda, en lo más profundo y olvidado del país. No le quitemos mérito alguno.
Por nuestra parte llevábamos todas las Navidades persiguiendo al Juez de Tambacounda por teléfono. Sabíamos que tenía la documentación en la mano. El Fiscal había necesitado tres meses para emitir su informe, pero hacía tan solo unos pocos días que lo dio por concluido. Pero él, el Presidente del Tribunal, se había comprometido personalmente a que rápidamente resolvería nuestras demandas. Ya le tocaba pronunciarse, en un sentido o en otro. Pero no fue hasta ayer que finalmente logramos localizarlo. Y cumplió con su palabra, pues en seguida fue al grano: - Veniros, que tengo aquí tres guardas preadoptivas para vosotros.- ¡Aleluya!
Se trata de una pareja de gemelos rollizos, risueños y orondos, imposibles de distinguir el uno del otro y que no paran de gatear, los cuales, pienso yo, que si han llegado así, a pesar de haberse criado por estas tierras del desamparo, no quiero ni pensar cómo van a desarrollarse en cuanto caten un chuletón o un buen cocido, de esos que tanto nos gustan por aquí. El otro, es un niño de grandes ojos, sensible, tímido y encantador, que cuando estuve con él por última vez hace unas pocas semanas me dijo en cuanto me vio, bajando la mirada, y con su lengua de trapo -¿Y Papá?-
Aunque no es mi cometido, la convivencia de casi dos semanas y la familiaridad generada en nuestro anterior viaje a Tambacounda me hizo coger el teléfono y anunciarles la noticia personalmente a estas familias. Después de preguntarles protocolariamente que como habían pasado estas Fiestas, les suelto a bocajarro -¿Qué hacéis el sábado?- Tras un silencio más o menos prolongado, todos me contestaron exactamente lo mismo:
- Lo que tú nos digas-
- Me despedí de vosotros con un volveremos. Ahora ya nos toca. Volvemos. Nos vemos en Barajas-
Debo aclarar que tampoco es que sea mi cometido el acompañar a todas las familias en sus viajes. Sería inviable. Pero debo de reconocer también que tengo una cierta debilidad por las tierras y las gentes de este singular país en donde todo, personas, coches, cosechas y por supuesto, los procedimientos administrativos más simples parecen transcurrir permanentemente al borde de las calamidades más insospechadas. Pero, sobre todo, debo confesar que junto a los demás miembros de la ECAI, nos sentimos todos profundamente comprometidos en sacar adelante el proyecto de futuro y esperanza que CREIXER JUNTS viene desarrollando durante los últimos años en Senegal. Razones ambas, que sumadas, me conducen a no tener ningún reparo ni pereza en coger la maleta y volver para allá, muy especialmente en circunstancias como esta.
Sin embargo, no todo han sido regalos de Reyes. Desgraciadamente también nos han traído un paquete lleno de dolor y preocupación, y es que el expediente de la tercera familia que tenía una asignación en Tambacounda puede verse frustrado por una serie de circunstancias que yo calificaría de típicamente africanas, pero difíciles de digerir. Todo es muy complicado y lento, pero no vamos a tirar la toalla y lucharemos para encontrar una solución a ese caso.
Tenemos también la certeza que pronto habrá alguna asignación más en Tambacounda. Inshalá. Esperemos que llegue a buen puerto.
Pero en donde estamos realmente ilusionados es con la nueva Casa de Acogida que la FUNDACION CREIXER JUNTS, gracias a los generosos donativos que va recibiendo de los amigos de CREIXER JUNTS, está organizando en la ciudad de Kaolack. En unas pocas semanas empezará a ser operativa y seguramente nos dará muchas alegrías.
Aprovecho la ocasión para recordaros que la cooperación, la beneficencia y lo que en África llaman “lo social”, son elementos indispensables para nuestra permanencia en el Tercer Mundo. Y que ayudar a nuestra Fundación es, sobre todo, ayudar a la infancia más desprotegida, aquella, y no quiero ser crudo, que sin vuestro apoyo y aportación, quizás, no disponga de muchas esperanzas de supervivencia. Y no hablemos de todo lo demás.
CREIXER JUNTS también está haciendo unas prospecciones y las gestiones necesarias para acometer un nuevo proyecto. Se trata, de una tercera Casa de Acogida en Senegal, esta vez en la ciudad sureña de Ziguinchor, de todo lo cual os mantendremos oportunamente informados.
No quiero cerrar esta pequeña crónica sin acordarme de las familias que esperan pacientemente que les anunciemos que tienen un niño asignado. Sabemos cuánto tiempo llevan esperando y nos hemos comprometido a reunirles para darles información sobre la marcha de las cosas. Desde aquí quiero decirles que, a nuestro regreso las convocaremos. Muy probablemente será la primera semana de febrero, ya que nos gustaría poder decir que los niños han llegado a su hogar.
Hasta pronto familias. Manguidem.
Fernando Diago.
Coordinador Internacional de CREIXER JUNTS.
A doce de enero de 2011.