jueves, 12 de junio de 2014

ACTIVIDAD DE CINE-FORUM 31-5-14. VER PRESENTACION


Dado que ya hemos realizado esta actividad en distintas sedes de Créixer Junts y que en Barcelona la hemos vuelto a repetir el pasado 31 de mayo, haremos una pequeña reseña sobre esta experiencia.

La proyección del documental FirstPlural Person (traducida al castellano como “Yo, la adoptada”) permitió a los padres conectar emocionalmente, desde el corazón, con la vivencia de esta mujer coreana que fue adoptada por una familia en los EEUU cuando tenía 5 años.

El documental es muy sugerente y transmite con sensibilidad el difícil proceso de trabajo sobre la parte más primaria de toda adopción, la vida del niño con su familia biológica o en el orfanato.  Se expone muy bien la tarea que la protagonista realizó de “viaje interior a sus orígenes”, para recuperar trozos de sus historia que parecían olvidados. Este trabajo personal le permitió a posteriori integrar los distintos hilos de su vida, que se habían “borrado” (aparentemente) al inicio la convivencia.

En nuestra experiencia, en toda adopción hay tres componentes: familia biológica, familia adoptiva y el niño con su historia de vida completa, desde que nació. El trabajo que todo adoptado debe realizar, y se deja entrever bien en el documental, es el de integración de toda su vida, desde el inicio hasta la adultez, y de sus dos familias. Ese trabajo requiere de la colaboración de la familia adoptiva para poderlo vivir sin culpa o sin sentir que debe elegir entre una u otra, hasta poder integrar las distintas piezas del puzzle de su vida dentro de su cabeza y asumirlas como las diferentes marcas que conforman su identidad.

El diálogo sobre los orígenes es necesario y lo que pone de manifiesto la película es que si la niña no preguntaba, los padres no hablaban, creían que ella no tenía interés en hacerlo y por tanto la protagonista quedaba a solas con sus interrogantes. Cuando comenzó a plantearse abierta y profundamente el tema de su origen, fue cuando se fue a vivir sola. Es lo que ocurre cuando las personas adoptadas sienten que no pueden compatibilizar la unión a la familia adoptiva con el deseo de búsqueda de sus orígenes. No se muestra claramente en el documental, pero creemos que se da a entender que este camino donde coexistieron sentimientos de zozobra, soledad, duelo, tristeza e incluso la vuelta de los recuerdos asociados a mucha angustia, fue procesado con el acompañamiento de un trabajo terapéutico.

Los padres, visiblemente emocionados, conectaron con el proceso adoptivo, con sus propias vivencias como padres, con lo que sienten sus hijos desde su entrada en la familia, con la importancia de poder hablar con ellos sobre sus emociones, de entender la complejidad de lo vivido y acompañarlos en este camino. Quedó explicitada la necesidad de estar cerca de ellos y no sentir miedo a abordar conjuntamente las cuestiones dolorosas de su historia anterior a la entrada en familia. Como se señala en este documental si los hijos no toman la iniciativa, muchas veces los padres se escudan en no hacerlo. Es un error muy extendido, junto a otro, también común: “mejor no remover el pasado doloroso y olvidar”.

Como sucede con nuestros niños, en los primeros años de adaptación, su historia original primaria pasa al “fondo” y se convierte en “figura” el presente. Ese olvido nunca es permanente. Los recuerdos vuelven en especial a partir de los años escolares y con más fuerza en la adolescencia. A veces cursan con tristeza, soledad, dificultades para compartir ese sufrimiento con la familia y, como se deduce en la película, con la necesidad de un trabajo psico-terapéutico.

Finalmente, cuando ya es adulta, organiza el primer viaje sola a su tierra natal y se reencuentra por primera vez con su familia coreana.  Años más tarde, lo hace acompañada de sus padres adoptivos.

En este último viaje, de una fuerte carga emocional para todos los participantes, la protagonista pudo reunir a sus dos familias en un mismo espacio, lo que llevaba mucho tiempo sucediendo en su cabeza. Gracias a esta “integración física”, pudo producirse una integración psíquica y así cada familia ocupó su lugar. Pudo pacificarse con ambas, tanto que, según se explica en el documental, no necesitó volver a Corea nunca más.

Como señalábamos al comienzo, ambas familias son muy sensibles, lo que se observa en el encuentro de ambas madres, donde dicen cosas muy importantes, pues las dos ayudan a la protagonista a juntar su historia dentro de ella y tener paz interior en su nueva vida de mujer casada y madre.

Por último, nos gustaría hacer una mención al título original de la película, First Plural Person, que ha perdido su significado con la traducción al castellano. Como muy bien indica, a veces en la historia del niño adoptado se favorece la disociación dicotomizando la historia original y sus referentes identitarios primarios, cuando lo que es necesario  para un buen ajuste psicólogico es la condición de integrar la complejidad de su historia en una sola identidad.





Beatriz Salzberg
Verónica Reyes

Barcelona, 12 de junio de 2014