martes, 9 de noviembre de 2010

TIERRAS DE ORIGEN 1


Nadie duda de la conveniencia de que todos los futuros padres adoptivos pudieran disponer de la más completa información sobre el origen de sus hijos. Lamentablemente no siempre es así: Al margen de los informes médicos más o menos explicativos, en la mayoría de los casos los informes “sociales” que manejamos de los menores son escuetas reseñas sobre su situación legal y su adoptabilidad, con escasa mención sobre sus orígenes familiares y las circunstancias de su internamiento.

Hay excepciones: Algunos países como Polonia hacen un verdadero esfuerzo para ofrecer la máxima información sobre el origen socio-familiar de sus menores, marcando así la diferencia con los países que no han suscrito el Convenio de la Haya.

Por el lado contrario, para adoptar en muchos otros países, debemos de asumir la cruda realidad que viene definida por la precariedad de medios y con ella por los escasos datos que sobre el menor acompañan a su proceso adoptivo. En otros países, como Vietnam, es el perfil del menor adoptado el que determina la posterior información disponible, dado que el mayoritario abandono anónimo del menor a los pocos días de nacer en un medio institucional hace prácticamente imposible la elaboración de un informe social que contenga, siquiera, la exacta consignación de una filiación, o de un lugar y fecha reales de nacimiento.

Por muy dura que fueran las causas del abandono y el entorno familiar del menor antes de ser internado en un orfanato, estas circunstancias deberían poder formar parte del proceso ideal de adopción. En esa dirección nuestro marco legal, en concreto en su artículo 12 la Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopción Internacional, recoge el derecho del menor a conocer sus orígenes, en un loable intento de recabar esta información de los países de origen. Sin embargo, nos topamos con que esa información ideal y completa sobre el menor tiende a ser escasa, para no decir inexistente en no pocos casos. Y el panorama en ese sentido no parece que en el futuro pueda cambiar sustancialmente por las propias circunstancias de desafección que rodean a la mayoría de los menores adoptables.

Por todo ello, y con el ánimo de suplir en alguna medida la escasa información individualizada de cada menor adoptado, pretendemos con esta sección aportar, al menos, una serie de referencias colectivas relativas al entorno social que configuran en su conjunto las diferentes y remotas TIERRAS DE ORIGEN de nuestros pequeñajos, ya sean estos rusos, polacos, filipinos, vietnamitas o senegaleses.

En realidad, lo que se busca en este espacio es permitir a los futuros padres adoptantes el obtener más referencias e informaciones para elegir el país de adopción primero, y luego para conocer mejor la realidad del país que ya hayan elegido para adoptar. Tratar asimismo de normalizar, en la medida de lo posible, uno de los periodos sin lugar a dudas más sensibles y trascendentales de sus vidas y hacerlo acercándonos a las remotas realidades de esas TIERRAS DE ORIGEN.

Intentar también fomentar la idea de que inmersos en ese maravilloso periplo vital que es un proceso adoptivo, por largo y duro que este sea, los adoptantes no pueden perder la capacidad de disfrutar, y de disfrutarlo. Por sus hijos y por ellos. Y el conocimiento previo del terreno siempre resulta muy útil al viajero y quita no pocos desasosiegos previos. Porque conocer abre siempre las puertas al querer y al comprender. Y en el ámbito que nos afecta ayuda a transcender de la etapa inicial en la que nace la embrionaria voluntad de querer “adoptar en abstracto” para convertirse en una realidad definida por unos padres capaces de desarrollar mas fácilmente unos fuertes lazos afectivos con sus hijos a partir de unos referentes previamente adquiridos. En ese sentido cabe reseñar la importancia que dan los psicólogos a la identificación emocional de los padres con las TIERRAS DE ORIGEN de sus hijos adoptivos. Sin ir más lejos, en el informe psicosocial previo a la idoneidad, más de una familia se ha visto insistentemente presionada por los psicólogos para que se “identificara” claramente con algún lejano país del que, por otra parte, sabían poco más de lo que recordaban de sus ya lejanos tiempos de estudiantes.

Sin ánimo más que de reseñar tangencialmente el tema, dejamos a los profesionales de la psicología que ahonden en esta cuestión de la conveniencia de identificarse lo más posible con el país de adopción. A nosotros no nos cabe duda alguna de la excelencia de la misma, por lo que en estas líneas nos limitaremos modestamente a comentar lo que consideramos que puede ayudar a desarrollar esos lazos afectivos a partir de conocer, comprender y disfrutar esas lejanas y probablemente desconocidas tierras que constituyen la cuna de vuestros hijos y un referente que os abra las puertas a una adopción más serena. Y a mitigar por lo tanto, en la medida de lo posible, la natural tensión que padecen muchos padres cuando llegan al país para conocer o formalizar la adopción de sus hijos. Momento al que se le suman a las incertidumbres propias de la adopción,- entre las que destacan el mágico momento del primer contacto con el menor y la comprobación sobre el terreno de su estado de salud-, las derivadas de cualquier viaje hacia tierras desconocidas y muy diferentes a las nuestras.

Por ello, estamos convencidos que conocer un poco más de su Historia, de su Geografía, de sus gentes y costumbres, el acercarnos en lo posible a entender aspectos de su idiosincrasia tiene tanta cabida en la maleta de unos diligentes padres adoptivos como la tienen el Nenuco, los pañales o las cremas para el culete. Y el hecho de conocer un poco más sobre las TIERRAS DE ORIGEN de seguro les ayudará no solo tolerar mejor las adversidades derivadas de cualquier adopción y a identificarse más intensamente con los que van a ser sus hijos, sino también a comprender mejor la grandeza de la adopción internacional, y por supuesto a disfrutar más intensamente de la suya propia.

No, no adoptamos ni aquí ni en los países que nos son más próximos. Es evidente que, dentro de la adopción internacional, la mayoría de los adoptados son de orígenes cada vez más lejanos, de países, costumbres y mentalidades muy diferentes a las nuestras. De razas por supuesto muy dispares. Ello implica, por regla general, que la elección primero de un país, y la posterior aceptación social y étnica de un menor procedente de tierras tan alejadas de nuestro entorno cultural debe de pasar por el conveniente proceso progresivo de identificación y conocimiento de esas circunstancias originarias. Lo cual redundará, a buen seguro, en una mejor integración del menor en su nuevo contexto socio-familiar.

Es también probable que el cada vez más difícil panorama actual de las adopciones internacionales haya impulsado a determinadas familias que inicialmente preferían un origen más próximo, a buscarlo en remotos destinos, como Vietnam, Senegal o Filipinas. En la elección de tan exóticos países de adopción se han podido priorizar posiblemente bazas tales como la baja edad de los menores o un tiempo de espera significativamente más llevadero que el de otros países. Pero tal opción ha podido también soslayar y relegar a un segundo plano las evidentes circunstancias diferenciadoras por razón de origen. No hay nada especialmente negativo en ello, pero quizás exija un mayor esfuerzo de comprensión de estas TIERRAS DE ORIGEN, de la mentalidad de sus moradores, de sus necesidades y de sus costumbres. Por razones de obvia proximidad geográfica, étnica, religiosa y cultural está claro que los españoles tenderemos a identificarnos más fácilmente con un polaco que con un vietnamita, por poner un ejemplo extremo, aunque esta puede resultar ser una disyuntiva perfectamente posible entre las familias que adoptan con CREIXER JUNTS.

Dicho de otro modo, lo que creemos que necesitarán estos padres que han elegido adoptar en tierras lejanas es ser merecedores de la mayor información posible y, sobretodo, la más acorde posible con sus circunstancias adoptivas. Todo lo cual, probablemente, definirá mejor su proyecto adoptivo, complementando su deseo inicial y menos elaborado de adoptar a un hijo en abstracto,- lo-más- pequeño-y-lo-más-rápido-posible-, y en definitiva ayudando a desarrollar la integración posterior del menor en lo que será su nuevo entorno familiar y social.

En conclusión, lo que pretendemos en esta sección es comentar no solo los aspectos más positivos de las TIERRAS DE ORIGEN sino que también tendrán cabida los componentes que consideramos más difícilmente asumibles por nuestra cultura e idiosincrasia. Y con ello, ayudaros a “ponerle cara“, a los que serán vuestros hijos. Porque estamos convencidos también que fortaleciendo los lazos “socio-afectivos” con las TIERRAS DE ORIGEN, el largo proceso adoptivo se hará mucho más llevadero.

Sin embargo, al abordar esta ambiciosa singladura nos enfrentamos a un reto de dimensiones colosales que exige la búsqueda del mayor apoyo posible: Porque las TIERRAS DE ORIGEN en las que adoptamos, el “TERRITORIO CREIXER JUNTS” abarca desde las costas atlánticas de Senegal hasta las costas del Pacífico de la Península de Kamchatka y del archipiélago filipino. Un vastísimo espacio en “donde no se pone sol”, con doce horas de diferencia horaria de un extremo a otro. En donde nos encontramos desde los nómadas peul senegaleses de origen fulani, hasta los tagalos malayo-polinésicos de Filipinas o los nanai siberianos de ascendencia mongol. Un conjunto de cinco países que albergan a casi cuatrocientos millones de habitantes. Casi cuarenta veces la superficie de España. Más de doscientas etnias diferentes. Multitud de lenguas, leyes, credos y formas de entender la vida. En donde podemos padecer las temperaturas más extremas del planeta, o, saborear desde los excelentes blinis rusos hasta el exquisito pescado cha ca vietnamita. Países en los que históricamente unos han sido imperios y otros, colonias. Resumiendo, una disparidad y complejidad en lo social de dimensiones enciclopédicas prácticamente inabarcables.

Por lo que sería del todo aventurado por parte del que suscribe pretender llegar a buen puerto, viajar a todos los rincones y comprenderlo todo, y mucho más aún, emprender en solitario tamaña travesía: Así que, una vez expuestas nuestras ambiciosas intenciones y nuestras modestas capacidades, invitamos a que cualquiera que así lo desee, sea miembro de CREIXER JUNTS, amigo de esta ECAI, o, padre pre o post adoptivo a que enriquezca estas TIERRAS DE ORIGEN con su valiosa aportación. Abrimos por lo tanto la puerta y animamos a cualquier colaboración escrita no solo sobre determinados aspectos sociológicos, culturales, antropológicos o históricos, sino también consejos prácticos que pueden ir desde qué llevar en la maleta para tal destino o recetas de cocina de nuestras TIERRAS DE ORIGEN. Por supuesto que estas colaboraciones pueden realizarse con un tono más o menos académico o partir también de la simple anécdota o la experiencia personal. Pero, sean como sean, deberán todas cumplir la condición esencial de que puedan extraerse de ellas una información válida y general sobre las TIERRAS DE ORIGEN que ayuden, una vez colgadas en este blog, no solo a despejar las incertidumbres inherentes a todo viaje sino, muy especialmente, a allanar el arduo camino de la adopción a nuestro amplio colectivo de familias adoptantes.

Hasta pronto familias.

Fernando Diago
Coordinador Internacional de CREIXER JUNTS

A 8 de noviembre de 2010.

(Las colaboraciones no pueden ser anónimas, ni mayores de tres folios. Además, CREIXER JUNTS no tiene porqué identificarse con su contenido y se reserva el derecho total o parcial al “cuelgue” en el blog). Enviarlas por favor a creixerj@creixerjunts.org Asunto: TIERRAS DE ORIGEN.