No por ser probablemente las familias de Senegal las más pacientes y sufridas de todas aquellas que adoptan con nosotros van a ser de ninguna manera marginadas en nuestro blog recién inaugurado. Todo lo contrario. Ellas también tendrán, con esta, su sección exclusiva que les vaya informando de las novedades habidas en el país africano. En este sentido, consideramos que la filosofía de un blog es la de proporcionar noticias frescas y puntuales en las que se vayan “colgando” los avances producidos. Sin embargo, al ser esta la primera vez que nos asomamos a este medio para informaros sobre Senegal y que además nuestras familias senegalesas, son probablemente las que menor información han recibido sobre el conjunto del proceso adoptivo, dadas su novedad y complejidad, consideramos que por lo tanto son más que merecedoras de que comencemos profundizando, aunque solo sea un poco, en algunas circunstancias que juzgamos esenciales para entender la adopción en aquel acogedor país subsahariano y comprender las causas de los evidentes retrasos habidos en los procesos ya iniciados.
Al acercarnos a la parte mas positiva de realidad senegalesa, ante todo debemos de saber que la República de Senegal es prácticamente el único país del África Occidental que no se ha visto sometido, hasta ahora, ni a guerras civiles ni a golpes de Estado desde que obtuviera su Independencia hace ya 50 años. Este hecho, de vital importancia, supone que reúne la estabilidad política, social e institucional necesarias para el normal desarrollo de un proceso adoptivo. Además, y es otro hecho clave a considerar, es que tanto el marco jurídico como la organización administrativa del Estado son herederos directos de la etapa de colonización francesa y que por lo tanto contienen muchos elementos occidentales que nos son comunes, lo que para nosotros como españoles supone una evidente cercanía y clara ventaja.
Otro aspecto positivo a tener en cuenta es que, al contrario que la mayoría de los países africanos, hay una clara homogeneidad étnica y que las minorías existentes se entienden y se complementan tranquilamente en sus actividades productivas con la mayoría dominante wolof, sin entrar en conflicto entre ellas, tal como lo hacen en multitud de países vecinos. Este hecho, a pesar de las grandes bolsas de pobreza y marginalidad existentes y del carácter muy pacífico de sus gentes hace que, hasta ahora, Senegal sea uno de los países más seguros del continente negro. Además cuenta con una de las tasas de incidencia de sida menores de África y comparables a las de algunos países de nuestro entorno.
Por otra parte, la innegable importancia del elemento religioso islámico constituye una impronta determinante de la sociedad civil senegalesa a la que también homogeniza como elemento integrador y aglutinante, a pesar de estar dividida en varias cofradías o escuelas religiosas vinculadas a determinados sectores sociales, económicos y políticos. Pero esta presencia permanente del componente islámico es lo suficientemente pacífica para no impedir la convivencia de una sociedad civil en un marco jurídico y un Estado perfectamente laico aunque confesional. El Islam ha ido sustituyendo poco a poco al tradicional animismo africano y se ha fundido con él en un sincretismo que es más acusado en las etnias minoritarias en la medida que históricamente estas se habían visto apartadas de las formas de desarrollo que procedían del exterior: Islamización primero, colonización y globalización, después.
Como contrapartida, debemos de añadir, con matizaciones aparte, que el islamismo no ve con buenos ojos la figura de la adopción y mucho menos a manos de una familia no islámica. Sin embargo, insistimos, tanto el carácter laico de sus normas e instituciones, que sí permiten la adopción internacional, como a la llegada de toda una nueva generación de altos funcionarios que la entienden e incluso están decididamente a su favor al considerar que es una magnífica salida para aquellos menores que no tienen futuro en su medio social, constituyen elementos a tener muy en consideración a la hora de valorar positivamente la viabilidad del futuro de las adopciones internacionales en Senegal.
Aunque sin ánimo de ampliar excesivamente este breve análisis, tampoco podemos dejar de lado la trascendental cuestión idiosincrática del pueblo senegalés sin cuya inclusión el planteamiento general se queda corto: Enmarcados en un conjunto mayor que sería el africano, el senegalés comparte con los demás países del África Occidental valores tradicionales como la hospitalidad y la solidaridad. Ambos conceptos son clave para entender que el marco existente de relaciones de parentesco de origen tribal, ahora en descomposición, supone la presencia de una familia muy extensa, evidentemente mucho mayor de lo que puede ser la familia nuclear judeocristiana, y que llega a extenderse todo lo que haga falta con el fin de no dejar a ninguno de sus miembros en estado de desamparo. De esta forma los enfermos crónicos, inválidos, viudas, divorciadas y huérfanos son inmediatamente acogidos por otros miembros de la larga familia tribal africana como medida de supervivencia grupal. Con esta formula de solidaridad familiar tradicional la sociedad civil ocupa el lugar que debería tener una decidida actuación del Estado en la creación de medios institucionalizados alternativos como son los centros de acogida y los orfanatos. Aun hoy en día, desde su precariedad presupuestaria en la política de protección de menores, el Estado senegalés deja esta obligación ética y social en manos de órdenes religiosas, como en Dakar, y ONGs, (algunas de ellas subvencionadas generosamente con el dinero saudita) y otras entidades como Aldeas Infantiles SOS, y últimamente nosotros, CREIXER JUNTS asociación sin ánimo de lucro mediadora en adopción internacional y cuya financiación procede tan solo de las familias adoptantes, y la FUNDACIÓN CRÉIXER JUNTS cuya finalidad es la ayuda a la infancia, y cuyos fondos provienen de personas o empresas sensibilizadas con los más desprotegidos, hayan o no adoptado a través de la Asociación. Tanto la Asociación como la Fundación CRÉIXER JUNTS están totalmente desligadas de cualquier adscripción política, religiosa o ideológica.
De todo lo anterior se deduce una inusitada carencia de orfanatos en Senegal si lo comparamos con otros países de rentas nacionales equiparables. Así, tan solo quince o veinte años atrás, este marco social difícilmente hubiera podido dar cabida a la adopción internacional. Sin embargo, con las migraciones, primero del campo a la ciudad (Dakar es una macro urbe en un país relativamente poco poblado) y luego de esta hacia nuestras latitudes, y los cambios de mentalidad que conllevan, se va evidenciando una nueva realidad sociológica que está suponiendo el abandono de las costumbres y creencias más arraigadas de la tradición africana. En este proceso globalizador los conceptos de familia extensa, hospitalidad y solidaridad grupal se van retrayendo hacia el escaso tamaño y consideración que tiene de ellos la moderna sociedad global occidental.
Por lo tanto, podemos aseverar que la familia africana tradicional y extensible, tal como era concebida hasta ahora, está inmersa en un proceso de franca descomposición. Es un país en donde buena parte de la población masculina se encuentra en la diáspora migratoria o en el proyecto de estarlo, y en donde hábitos tan habituales como la poligamia se van relegando a determinadas clases sociales. En donde son cada vez más numerosas practicas, tan denostadas como antaño inusuales, del abandono de un menor al que se considera que difícilmente se le va a poder sacar adelante. Embarazos habidos fuera del matrimonio o cuando el marido lleva años trabajando en otro continente tienen muchas veces la terrible consecuencia de, a su vuelta, abandonar a la criatura a su suerte en medio del acechante campo africano.
En todo este contexto empieza a emerger de forma destacada la figura de la mujer que se constituye como el principal eje vertebrador de la nueva sociedad africana y por extensión, de la senegalesa. El futuro de África pivota sobre la mujer... a pesar del enorme machismo reinante.
Una vez habiendo intentado delimitar de alguna manera el singular panorama social y cultural de este país, podemos pasar a comentar los hechos concretos de nuestra labor en cuanto a las adopciones se refiere. Definida la realidad social en donde nos movemos, tanto como ONG acreditada en Senegal, como ECAI y como FUNDACION aparte, todas ellas cobran todo su sentido fundacional en la finalidad de dar una oportunidad de esperanza a un colectivo cada vez más numeroso de menores que se encuentran en total estado de desamparo y desafección, no solo mejorando sus condiciones de vida sino además, sin el animo de caer en dramatismos ni sensiblerías, incluso ayudando decididamente con nuestra intervención a que sobrevivan, lisa y llanamente.
A tal efecto, no solo vimos de inmediato la necesidad de abrir nuestra propia casa de acogida de menores, sino que nos involucramos decididamente en proyectos de más amplia envergadura como la de ayudar a todo un poblado cercano a Tambacounda a mejorar su capacidad productiva agrícola y con ella indirectamente elevar el nivel de vida de las familias, reducir las tasas de abandono infantil y en definitiva, potenciar la estabilidad de las economías familiares, ayudando también así a la infancia necesitada. En esta dirección, nuestra Fundación va a poner en breve a disposición del citado poblado un tractor gracias a la desinteresada aportación de un Club Rotary y a la colaboración de varias de nuestras familias adoptantes que han contribuido para cubrir los gastos de envío.
Con orgullo podemos también contarles que con los fondos generosamente donados a nuestra Fundación Creixer Junts, esta puso los medios necesarios para poder inaugurar nuestro primer orfanato senegalés en julio de 2009 en la ciudad de Tambacounda, capital de una región caracterizada por las tasas más elevadas de analfabetismo, mortandad infantil, madres fallecidas en el parto y extrema pobreza del país.
Actualmente, en cuanto la amplitud de nuestros fondos y la generosidad de nuestros donantes así lo permitan, tenemos como proyecto abrir otra casa de acogida de menores en la ciudad de Kaolack, y de ampliar de medios tanto deportivos -con la ayuda de F.C. Barcelona- como informáticos al Centro Polivalente de Menores de esta ciudad que alberga a un buen centenar de adolescentes desamparados y de incierto futuro.
Va a hacer ahora un año que llegó a España nuestro primer chiquillo senegalés. En estos últimos meses hemos ido sentando las bases necesarias con el fin de ir alcanzando un ritmo y numero más elevado y regular de menores senegaleses que una vez agotadas todas las vías, llámese encontrar a los padres biológicos, o, adopción nacional, puedan ser adoptados definitivamente por nuestras pacientes, solidarias y comprometidas familias españolas.
Con respecto a los demás países en donde adoptamos, Senegal presenta una carencia institucional que se nos ofrece como una dificultad añadida cuya superación exige multitud de esfuerzos, medios, ilusión, tiempo y el padecimiento de no pocos contratiempos: Efectivamente, al contrario de otros países, Senegal no cuenta con una institución central o territorial de adopciones que aglutine toda la información de los menores disponibles para asignarlos finalmente a las familias demandantes, tal como se hace en casi todos los demás países de adopción.
A los que no estén demasiado familiarizados con la complejidad de un proceso adoptivo, esta carencia quizás no les diga demasiado, pero desde el punto de vista operativo supone en definitiva que la ECAI, en vez de poner la demanda en una lista de espera oficial y esperar a que este organismo asigne un menor, aquí debe de comenzar un largo proceso:
Este empieza con la localización, ya sea por nuestra ONG o por parte de Protección de Menores de algún menor en estado de abandono o indefensión. Tanto el delegado del Gobierno, Policía local, autoridades locales de los poblados colindantes como ONGs varias colaboran asimismo en esta localización; prosigue el proceso con su traslado, si así lo aconsejan las circunstancias, a nuestra casa de acogida, ya que Protección de Menores no dispone de los medios ni las instalaciones necesarias para ello. Continúa por nuestra parte instando a este organismo provincial para que incoe lo antes posible a su vez ante el Juzgado correspondiente el expediente de abandono con el fin de legalizar su situación jurídica (Certificado de nacimiento, declaración de abandono, renuncia de patria potestad si la hubiere etc). Toda vez que mientras tanto, CREIXER JUNTS se hace cargo totalmente del menor durante todo ese periodo en cuanto alojamiento, manutención y cuidados se refiere. Transcurridos los plazos legales preceptivos y una vez aclarada por completo su situación jurídica volvemos a instar a Protección de Menores para que haga una preasignación del menor con algunas de nuestras familias españolas. Y finalmente nos ocupamos de demandar su guarda provisional primero y su adopción después, respetando un largo proceso de cautelas, plazos y disposiciones legales tanto de España como de Senegal. Como podemos comprender esto exige mucha dedicación, organización y medios muy superiores a los emplazados en otros países en donde adoptamos; además de poder suponer para las familias que esperan a su hijo, un más que notable tiempo de espera... Queremos aclarar que no todos los niños acogidos en nuestra “pouponnière” son adoptables, ya que, si aparece algún familiar puede ser que nos quedemos el niño en guarda legal hasta que pueda ser alimentado por la familia, o, si la pobreza de ésta fuera extrema, derivar el menor cuando alcance los tres años de edad, a las Aldeas S.O.S., donde podrá seguir siendo visitado por los familiares.
En los últimos meses CREIXER JUNTS organizó dos viajes diferentes a este país con el fin de poner en marcha el dispositivo necesario para la llegada regular de las ansiadas asignaciones. El primero de ellos tuvo por objetivo afianzar la puesta en marcha de nuestra casa de acogida, la Pouponnière de Tambacounda. Una vez conseguido, la segunda misión de nuestro equipo trasladado fue dedicarse íntegramente a fomentar las relaciones institucionales. Así logramos romper ciertas reticencias que, fruto de la desconfianza que daba el desconocimiento de la labor de nuestra ECAI en relación con la adopción internacional y que se manifestaba en forma de justificaciones ideológicas, religiosas e incluso por discriminaciones de índole racial o de género, ralentizaban en exceso la buena marcha de nuestras demandas de adopción. Recuerden que el muy desafortunado episodio del Arca de Zoé en el Chad coincidió aproximadamente con nuestras primeras visitas para acreditarnos en este país y que su infausto recuerdo permanece todavía en la mente de no pocos jueces y miembros de la Protección de Menores de Senegal. Y con razón.
Superamos finalmente estas barreras de la incomprensión, pero en el camino piensen que un juez nos llegó incluso a decir que no abriría ni tan siquiera uno de nuestros expedientes de adopción hasta que no supiera quienes éramos y cuales eran nuestras verdaderas intenciones, llegando al extremo de mencionar que quién le podía garantizar que a los menores senegaleses les íbamos a tratar en España como a un igual y no se iba a traficar ni hacer barbaridades con ellos... (Una vez aceptados, tras varias semanas de entrevistas y reuniones, el mismo magistrado nos reconoció que personalmente le parecía que la adopción internacional era... la mejor salida en muchos casos). Piensen asimismo que la primera vez que mencionamos a Protección de Menores sobre la conveniencia de que el menor tuviera un dossier médico lo más completo posible con el fin de controlar su estado de salud, y que obviamente pagarían nuestras familias ya que esta institución no tiene medios para hacerlo, fue interpretado como de posible motivo de discriminación de un menor africano por parte de nuestras familias europeas...
Sin embargo, a pesar de este cúmulo de dificultades de toda índole encontradas en nuestro camino, una vez puestos los medios materiales necesarios y aportado la suficiente confianza en determinados medios institucionales sobre las buenas intenciones de nuestra labor como ECAI y sobre la solvencia moral de nuestras familias seleccionadas por la Administración española para ser futuros padres adoptivos de pequeños senegaleses, en CREIXER JUNTS consideramos que contamos con la organización operativa necesaria para que la vía a la normalización de las adopciones en Senegal esté ya definitivamente abierta.
Permanecen en el proceso de adopción todavía algunos componentes ralentizadores que no son más que muestras evidentes de la singularidad senegalesa y que imponen a su vez un ritmo que a muchos nos puede llegar a desesperar, pero con los que, obviamente, todos tendremos que aprender a convivir. Desde el terrible suceso de fallecimiento por muerte súbita de un menor que ya había sido preasignado a nuestra entidad, hasta la inesperada aparición de una demanda de adopción nacional anterior a la nuestra y por lo tanto con todo el derecho a tener prioridad en el proceso judicial. Hasta otros hechos de menor calado, como los retrasos inexplicables en la elaboración de los informes médicos, pequeños errores en las traducciones juradas, en los imperdonables retrasos en los envíos por mensajero hechos por medio de una firma de reconocido prestigio, o la ausencia durante dos semanas del único funcionario que podía legalizar nuestros documentos en todo el país...
Estos últimos sucesos, aún formando parte de lo que entendemos por la realidad africana, forman parte de una cadena de hechos que intentaremos ir mejorando con el paso del tiempo y el rodar de los expedientes, y para los que pedimos toda vuestra comprensión. Debéis entender: África es así. Una vez sobre el terreno, una vez en medio de Senegal, estamos seguros que la totalidad de nuestras familias entenderán perfectamente lo complejo de la situación y las causas de tanto retraso en la consecución de sus anhelos, así como la dificultad que entraña hacer una buena labor en determinadas condiciones definidas por la adversidad y la precariedad, aunque también por la buena voluntad y simpatía sin par de un pueblo repleto de virtudes.
Si nos referimos al ámbito de lo concreto y de las últimas noticias, éstas sólo pueden ser calificadas como más que esperanzadoras aunque para algunos puedan parecerles tardías: los expedientes que ya tienen preasignación se presentan esta semana en el Juzgado correspondiente y están a la espera de que el Juez fije la fecha de la audiencia en la que se concederá a nuestras familias la guarda provisional preadoptiva para poder llevarse a su hijo a España y más tarde poder solicitar la adopción plena.
Las siguientes familias de la lista que aún no tienen asignación alguna tendrán que esperar un poco más puesto que se precisa más tiempo para disponer de un informe sobre la situación legal de los menores existentes y de su posible adoptabilidad y proceder así a una preasignación. Pero la existencia de menores en situación legal de ser adoptados empieza ya a ser una realidad. La lista empezará a moverse, a ritmo africano, pero a moverse al fin y al cabo. Con ello queremos decir que no importa en donde estuvieran situados vuestros expedientes, estos irán avanzando. En cuanto aparezca un menor preasignado esté donde esté, aún estando vuestro expediente en otra jurisdicción territorial, se trasladará rápidamente el expediente y se pedirá su guarda y custodia provisional respetando en la medida de lo posible el orden de nuestro registro y a la compatibilidad de rangos de edad.
Permanecemos en permanente contacto con nuestro diligente representante de Senegal, y en cuanto sepamos las fechas en concreto en las que podrán viajar estas familias a la región de Tambacounda, lo que confiamos que sea lo antes posible, se lo comunicaremos de inmediato a ellas y “colgaremos” la buena noticia en la sección “A RITMO DE SENEGAL”, que hoy iniciamos con esta larga y farragosa, pero creemos que necesaria, exposición en nuestro blog para que todas las demás familias “senegalesas” puedan estar puntualmente informadas.
Hasta pronto familias, hasta pronto senegaleses.
Fernando Diago
Coordinador Internacional
A catorce de junio de 2010